PARIS EN 5 DÍAS

Entre los años 2006 y 2009 casi todas mis vacaciones fueron con destino la capital francesa, por eso voy a intentar hacer resumen para poder ayudar a quien quiera hacer una preciosa visita a la ciudad del AMOR.
En mis 10 viajes a París he volado a los dos aeropuertos principales, Orly en el sur y Charles De Gaulle en el norte, pero no hay que olvidar el aeropuerto de Beauvais que aunque está bastante lejos de la ciudad tiene gran afluencia de viajeros por ser donde opera la línea Ryanair.
En mi opinión, para ver la ciudad por libre es buena opción reservar el hotel en el Barrio Latino, que está a un lado de la catedral de Notre Dame, y desde aquí visitar el centro andando y para las zonas más alejadas coger el metro.


DÍA 1: PARÍS:

Partimos como punto de referencia de la Fontaine de Saint Michel, situada en la plaza del mismo nombre.


Nos dirigimos hasta la catedral de Notre Dame que está pasando el Pont Saint Michel.
Aquí comienza nuestra visita a l'Ile de la Cité.  La Catedral bien merece un buen rato de nuestro tiempo para su visita tanto por fuera como por dentro o subir a los campanarios a ver una panorámica del barrio latino. 
Si alguien tiene interés también puede buscar al jorobado Quasimodo y Esmeralda, jajaja.




Nos disponemos a visitar el interior de la isla hasta llegar al Pont Neuf.



Desde aquí nos salimos de la isla para dirigirnos al precioso palacio que es el Museo del Louvre.

En el breve tramo que hay, nos encontramos con otro bonito puente, se trata del Pont des Arts, muy conocido por los jóvenes que acuden a sellar su amor con un candado cuya llave tiran al río.



Si queremos entrar a visitar el museo hay que tener en cuenta que  las colas para entrar pueden ser largas ya que los grupos organizados tienen preferencia, por lo que es recomendable ir antes de las 9:00 horas que es cuando abren las puertas y así ir por delante del turismo en masa.
Esta visita tanto por dentro como por fuera se lleva la mañana entera porque es tan grande y tan bonito que querrás hacerte fotos en todos los lugares.








Un buen lugar para parar a comer si te encuentras en esta parte de París es la Rue de Rivoli, además es una elegante y relajante avenida para pasear por los soportales.
La Rue de Rivoli es muy larga y va desde la Place de la Bastille hasta que terminan los jardines de las Tuileries, por lo que comenzamos la tarde volviendo a la pirámide del Louvre para empezar la visita de las Tuileries por la place du Carrousel y así adentrarnos en un relajante paseo por Site du Palais des Tuileries y los jardines hasta llegar a la Place de la Concorde.




Al salir del parque de las Tuilerias nos encontraremos con la elegante y bonita Place de la Concorde.
Esta plaza es uno de los lugares más representativos de París, cuenta con la Fontaine des Mars, la Fontana des Fleuves y un gran obelisco proveniente de Lúxor (Egipto) en el centro.
La plaza está cerrada por uno de sus lados por los impresionantes edificios del Ministerio de la Marina y el Hotel de Crillon.


Si todavía quedan ganas, os informo que siguiendo nuestro camino y cruzando la plaza nos encontraríamos con los Campos Elíseos, pero a mi parecer sería mucho para un sólo día, por lo que os recomiendo que busquéis una boca de metro y volváis a donde comenzamos el día, a la Fontaine Saint Michel.
Volviendo a la catedral, cruzamos el río por el Pont d' Arcole y me acerco a visitar el precioso Hôtel de Ville o Ayuntamiento de París. 


Y ahora que seguro ya va oscureciendo poder empezar a ver los edificios iluminados y acercarnos a pasear por el Sena para deleitarnos con sus vistas.








Aprovecho para cenar en cualquier restaurante que hay en el barrio latino donde tenemos el hotel y por hoy creo que ha sido un día muy completo para tener contacto con el centro de París.


DÍA 2: PARÍS.

Como todo el mundo que viene a París, yo también soñaba con ver la Torre Eiffel , por lo que hoy recomiendo madrugar y estar a los pies de ésta antes de las 9:00 horas para no coger cola en la taquilla y demorarnos mucho.

Nos metemos en la boca de metro de Saint Michel y nos vamos dirección  Campos de Marte, para así ir andando un poco y ver como nos acercamos a la inmensa y tan reconocida Torre Eiffel.


Las vistas desde la Torre no son las más bonitas de París, pero todos lo que visitan la primera vez la ciudad quieren subir, por lo que creo que es buena opción comprobarlo por uno mismo.




Alguien podría pensar que cuando sale nuestro gran deportista Rafael Nadal mordiendo su trofeo con la imagen de la Torre Eiffel como telón de fondo no es lo que vemos, pero es que esa imagen que todos tenemos de él, esté hecha desde un gran mirador (lo podemos ver en la penúltima foto que hemos enseñando anteriormente) llamado Trocadero, pero ahí iremos al atardecer para ver iluminada la torre.
Una vez visitada la Torre Eiffel nos vamos hacia los Inválidos, y lo podemos hacer en metro (con parada en el mismo nombre) o bien nos situamos al final de los Campos de Marte y tomamos el camino hacia la Avenue de la Motte-Picquet atravesando antes la Place Joffre.

Nos encontraremos con la parte trasera de este precioso edificio que acoge la sepultura de Napoleón.
Este edificio del siglo XVII se hizo para dar residencia a los soldados franceses retirados del servicio.
Rodeamos el edificio para poderlo ver desde la parte delantera donde lo primero que nos llama la atención es la cúpula dorada de 100 m de altura que se divisa desde muchos puntos de la ciudad.
En el interior se puede visitar el Museo del Ejército.
También se puede visitar la iglesia de Saint Louis des Invalides que fue concebida para servir al rey y a los soldados.




Una vez recreada nuestra vista con este gran edificio nos vams a atravesar el Sena por el puente más bonito de la ciudad, el Pont Alexandre III, decorado con figuras de bronce y  farolas de cristal de murano que embellecen aun más el lugar.




Seguimos rectos por la Avenue Winston Churchill y encontramos a la derecha el Petit Palais y a la izquierda el Grand Palais, ambos se pueden visitar y acogen diversas exposiciones.





Después de pasar los bonitos palacios, seguimos un poco más y llegaremos al cruce donde está la estatua de Clemenceau y a pocos metros es  donde empezamos a visitar la Av. des Champs-Élysées.

Aquí hay dos opciones, empezar la visita del tramo hacia la derecha y que nos llevaría a la plaza de la Concordia (visitada el día de antes), este tramo es mucho menos atractivo, o dirigirnos hacia la izquierda donde divisaremos al final el gran Arco de Triunfo.

Os propongo dirigirnos por los Champs-Élysées paseando por delante de los elegantes escaparates, terrazas y teatros hasta llegar al Arco de Triunfo.


El Arco de Triunfo está situado en el centro de la Place Charles de Gaulle, mas conocida como plaza de la estrella.

Aquí confluyen doce grandes avenidas que hacen  forma de estrella, que daba nombre a la plaza y donde el tráfico  es abrumador y circula en sentido inverso a las agujas del reloj.
Deciros que nunca he visto un accidente en esta gran rotonda y eso que no hay señalización pintada, solo se basan en que tiene preferencia el que sale por la derecha.





A los pies del Arco de Triunfo está la tumba al soldado desconocido, homenajeando a los caídos al frente de las tropas francesas.


Si nos situamos en el arco y miramos a los Campos Elíseos, vemos una línea completamente recta que termina en la Plaza de la Concordia y como punto final se ve el Arco del Carrusel que ya visitamos el día anterior.
Si miramos hacia la otra parte contraria, vemos otra línea recta que es la Avenue de la Grande-Armée que también termina en un arco, éste mas moderno y rodeado de grandes edificios, es el Arco de la Defensa.
Es el momento de coger el metro y dirigirnos hacia ahí, hacia la parada L'Esplanade de la Défense.
Cuando salgas del metro te verás en un lugar diferente al París que hasta ahora hemos visto, ahora estamos en la zona financiera llena de rascacielos y oficinas.
Podemos aprovechar a comer algo de comida rápida sentándonos en las escaleras de subida al arco como tantos trabajadores parisinos que hacen su descanso laboral.






Después de hacer un descanso en esta zona tan moderna de la ciudad, volvemos a coger el metro y nos vamos hasta el embarcadero que hay muy cerca de Pont de L' Alma.
En uno de los pilares de este puente hay una gran antorcha que tiene siempre muchas flores, y es que muchos visitantes homenajean así a Diana de Gales que murió cuando el vehículo donde iba chocó con un pilar de este puente.
Hay que intentar ir al barco cuando empieza a caer la tarde, para que cuando estemos dando el paseo por el Sena la ciudad empiece a iluminarse y podamos disfrutarlo más si cabe y así pasar al lado de la Torre Eiffel cuando esté en todo su esplendor.



El paseo del barco termina en el mismo lugar donde se cogió y ahora hay que coger el metro para ir a la parada de Trocadero y así poder admirar la Torre Eiffel como tantas veces hemos soñado.
Dependiendo de la época del año, a ciertas horas en punto, la Torre destella y los que acuden a verlo quedan completamente enamorados de la vista.




Yo tuve la suerte de estar en París en el verano de 2008, cuando Francia tenía la presidencia de la U.E. y en esos meses la Torre se vestía de gala como os puedo enseñar, pero ésto es excepcional. 



Después de otro día intenso y seguro que a todos os ha encantado, si hay ganas os invito a volver a coger el metro para bajar en el Arco de Triunfo y verlo iluminado, y desde aquí volveríamos a nuestro hotel para cenar y descansar.




DÍA 3: PARIS- VERSALLES- PARÍS.

Hoy os recomiendo que cojáis el tren y os vayáis ha visitar el Palacio de Versalles y sus bonitos jardines.
Aquí pasaréis toda una mañana perdidos entre el lujo y la exquisitez con la que contaba la corte en el siglo XVII.









El Rey Luis XIII fue quien llevó a la realiza a Versalles, ya que iba a cazar a esta zona con su padre Enrique IV.
El primer palacio se construyó en 1623 para recibir al rey cuando fuera a las cacerías.
Este palacio se amplió en 1631 con jardines a "la francesa" e instalaciones para el reposo del rey.
Durante los reinados de Luis XIV, Luis XV y Luis XVI este palacio estuvo constantemente en obras para adaptar el mobiliario a los gustos de la reina y ampliar sus jardines.
Cuando llegó la Revolución Francesa, se arrebató 7.000 hectáreas de dominio.
Versalles desde el reinado de Luis XVI no ha sido habitado, pero el lugar ha sido símbolo de la grandeza de Francia, y ha sido utilizado como lugar para la diplomacia, donde tuvieron lugar acontecimientos tan importantes para Europa como la firma del Tratado de Versalles en 1919.
Desde 1995 el palacio se abrió al público y se puede visitar por libre o con visita guiada.



A mi parecer, la visita a Versalles y los jardines es mucho más bonita en primavera y verano que en otoño e invierno por las flores y la fuentes, os pongo arriba una foto con las flores y abajo una foto en invierno sin flores.

Cerca de la Estación de Ferrocarril de Versalles podemos aprovechar a comer antes de regresar a París.

Por la tarde podemos ir a visitar otro de los barrios más populares de la capital, el barrio de Montmartre.

Iremos en metro hasta la parada de Anvers para subir andando por la calle que nos queda en frente hasta llegar al Parque Square Louise Michel donde ya podemos ver a lo alto la Iglesia Sacré-Coeru (Sagrado Corazón).



Desde aquí se accede a la Basílica subiendo una escalera que sale de un lateral o por un teleférico que hay paralelo.
Desde arriba las vistas de la ciudad son muy bonitas y se ve gente intentando localizar monumentos a lo lejos.


Después de la visita a la Basílica hay que dan un paseo por el barrio de los pintores, lleno de gente que se sienta en las terrazas o ven escaparates.
Muchos turistas se sientan a que les hagan una caricatura que se llevarán como recuerdo de París, y hagas lo que hagas es un lugar bohemio donde el tiempo se pasa sin darse cuenta.





Ahora vamos descendiendo para llegar a ver el mítico Moulin Rouge. 



El Moulin Rouge está a los pies de la colina de Montmartre y en pleno corazón del barrio de Pigalle.(el barrio más "picante" de París).
La fachada del molino rojo sorprende a los viandantes nocturnos con su movimiento de aspas iluminadas y en su interior la decoración está cuidada al detalle.
Aunque es un espectáculo muy turístico, sigue siendo un lugar especial que recrea el ambiente de la belle epoque de los primeros años del siglo XX.
Hay dos actuaciones diarias, a las 21:00 y a las 23:00 horas y los precios oscilan entre los 90 y los 200 euros, dependiendo de lo que contrates.
A mi personalmente me encantó el color rojo del interior, las lámparas rojas sobre las mesas, la iluminación tan bien estudiada, los colores del vestuario, y sobre todo el famoso baile del cancán.
Para el que quiera ver un espectáculo pero le parezca caro, también puede hacerlo en el famoso Lido, situado en los Champs-Elysées casi llegando al Arco de Triunfo. 
También tuve la suerte de visitarlo en uno de mis viajes, pero si tengo que elegir me quedaría con el Moulin Rouge no por el espectáculo, que en los dos sitios es precioso, sino por el lugar.

Dar un paseo y tomar una copa por Pigalle cuando es de noche es algo que recomiendo a todos los visitantes, sus colores tan llamativos y la gran cantidad de gente que se concentra en la zona hacen que se pase una velada muy divertida.


DÍA 4: PARIS.

Hoy también tenemos una agenda apretada, y comenzamos en la Place de la Concorde donde nos vamos a situar en el hotel de Crillon para buscar la Rue Royale.
Nos vamos caminando por esta elegante y carísima calle sin perder detalle a las firmas que hay en cada escaparate hasta llegar a la Iglesia de la Madeleine.




Después de la visita a la iglesia, seguimos caminando por el Boulevard de la Madeleine hasta la esquina con la Rue Scribe, la cual con lleva hasta el gran palacio de la Opera  Garnier.
Este precioso edificio neobarroco se inauguró en el año 1875 tras muchos años de obras.
La ópera Garnier junto con la ópera de la Bastilla conforma la Ópera Nacional de París.
Se trata del lugar que inspiró la conocida obra "El Fantasma de la Ópera"
Se puede visitar por libre o con guía. 
Uno de los elementos que más llama la atención es la gran escalera de mármol blanco que une los dos niveles del edificio. 
La sala de espectáculos está decorada en tonos rojos y dorados y está iluminada por una enorme araña de crista.




Una vez visitada la Ópera, hay que rodearla por fuera para no perder detalle y cuando estemos por la parte trasera, no lejos de allí nos encontramos con las Galeries Lafayette (entrar a ver la cúpula del edificio que tiene los toldos de color rojo)




Si esta visita la realizáis en temporada navideña la impresión es mucho mayor, el espectáculo está asegurado.

Después de esta visita hay que buscar la Rue Auber que pasa por un lateral de la Ópera y caminar hasta la esquena con la Rue de la Paix.  Esta calle nos lleva a  una elegante y lujosa plaza.
Se trata de la plaza Vendôme, que está rodeada en su totalidad por imponentes edificios y donde se pueden encontrar marcas tan prestigiosas como Dior, Chanel o Cartier.
Actualmente es unos de los máximos exponentes del lujo y la opulencia que se pueden encontrar en la ciudad.
En esta plaza también está ubicado el hotel Ritz.
En el centro de la plaza se levanta la Columna de Vendôme construida entre los siglos XVII y XVIII y en un inicio tenía en el centro la imagen de Luis XIV pero la echaron abajo tiempo después los revolucionarios.
Desde 1810 se erige una perfecta réplica de la columna Trajana de Roma.
El monolito es erigido por orden de Napoleón Bonaparte en conmemoración de su victoria en la Batalla de Austerlitz. Para su construcción dicen que se usaron unos 1200 cañones propiedad de los ejércitos rusos y austriacos aunque en realidad fueros 133.


Nos vamos a comer al Barrio Latino para por la tarde poder visitar la Sorbona  que es la universidad más prestigiosa de Francia.
Situada en la esquina de la Rue Saint-Jacques con la Rue des Écoles se encuentra esta universidad que junto con otras como Osford, Salamanca o Bolonia constituyen el conjunto de universidades mas antiguas y prestigiosas de Europa.



Siguiendo la Rue Saint-Jacques llegamos a los bonitos Jardines de Luxemburgo.

Diseñados por María de Médecis, estos jardines son los más populares y bonitos de París.
Entro los años 1615 y 1617 se construyó el Palacio para que María Médecis pudiera irse allí ya que estaba cansada de la vida en el Louvre. Posteriormente fueron adquiriendo terrenos y se ampliaron los jardines.





En nuestro paseo por los jardines encontramos estatuas y esculturas además de estanques y flores, pero os invito a buscar la estatua de la Libertad que se conserva aquí, ya que tiene la patente de la originalidad pues fue éste el boceto que el escultor francés Auguste Bartholdi fabricó para que le sirviera de imagen de la gran estatua situada en Manhattan.


Después del relajante paseo nos vamos caminando por la calle Soufflot a visitar el Pantheón que se encuentra a escasos 500 metros.
Este edificio de estilo neoclásico, situado en pleno Barrio Latino, en la plaza del Panteón esta rodeado de edificios importantes como el Ayuntamiento del V distrito, la biblioteca de Santa Genoveva y la iglesia Saint Étienne du Mont.


Aprovechamos la zona para cenar en cualquier restaurante y al hotel a descansar.


DÍA 5: PARÍS

Hoy recomendamos comenzar el día por la Place de la Bastille, lugar simbólico de la Revolución Francesa, situada en el emplazamiento de la antigua fortaleza de la Bastilla que fue destruida entre el 14 de Julio de 1789 y el 14 de Julio de 1790.

Entre los días 9 y 14 de Junio de 1794 se instaló en la plaza la guillotina y fueron ejecutadas 73 personas.

Luis Felipe I de Francia mandó construir la Columna de Julio para conmemorar la Revolución de 1830 que se desarrolló en los días 27, 28 y 29 de Julio de 1830 (jornadas conocidas como las tres gloriosas) que le llevarían al trono de Francia instaurando por primera vez una monarquía constitucional.

En la plaza también podemos ver la Ópera de la Bastilla, el perímetro de la fortaleza antigua en el suelo marcado y el puerto del Arsenal donde el Canal Saint-Martin desemboca en el río Sena.


Llegado este momento, ya hay que ir pensando en los monumentos, plazas, museos u otras cosas que cada uno quiere visitar.

A mí personalmente me gustó mucho subir a la Torre Montparnasse, que aunque por fuera es un edificio alto y poco atractivo, es un privilegiado mirador desde donde se tienen las mejores vistas de todo París.

O quizá dar un relajante paseo por el canal de San Martín que se encuentra muy cerca de la Bastilla, donde los fines de semana los jóvenes se sientan a merendar  en el borde del canal.

Muy cerca de la Bastilla también se puede visitar la Place des Vosges ( es la plaza más antigua de Paris, mandada construir por Enrique IV en 1605 )

Para quien le guste ver otro museo además del Louvre, se puede acercar al Museo D' Orsay, situado en la antigua estación de ferrocarril de Orsay o por qué no, ir hasta el Centro Pompidou a visitar su bonita biblioteca, o el museo de la Fotografía situado en el Hotel Hénault de Cantobre en el barrio del Marais.

También es buena idea pasear por los Boulevares y comer un riquísimo crep de puestecitos callejeros. 

Otra de las cosas que me gustó mucho de París es la Estación del Este (Gare de l' est), donde me llevó Alfonso en mi primera visita a la ciudad, contándome que por ahí entró él cuando llegó a París a trabajar sin conocer nada de la ciudad.


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También hay que decir que quien cuente con más días puede hacer extensión al Parque Disneyland París, situado al norte de la ciudad.

Esta opción es tanto para mayores como para pequeños, pero hay que decir que en época de vacaciones escolares las colas para cualquier atracción son tan largas que se pasa el tiempo sin sentir.
Os dejo unas imágenes de algunos de los días que pasamos allí (en época navideña está todo  precioso por la iluminación)




















Otra opción es hacer una excursión al palacio de Fontainebleau, situado en la ciudad del mismo nombre a 55 km al norte de París.
Este es uno de los mayores palacios reales de Francia, y la zona está toda rodeada de bosque, por lo que muchos parisinos vienen a pasar el fin de semana para evadirse de la rutina.
Mandado a construir por Francisco I, fue residencia favorita de Felipe II y Luis IX.
En la época de la Revolución Francesa el palacio entró en decadencia y mucho del mobiliario original desapareció.
El Emperador Napoleón Bonaporte comenzó a transformar las instalaciones como símbolo de grandeza y como alternativa al Palacio de Versalles.
Napoleón firmó en este palacio su abdicación con el Tratado de Fontainebleau.











Paris es Paris y siempre dejaremos rincones por descubrir para un nuevo viaje. Eso lo certifico yo con mis múltiples escapadas y siempre muchas ganas de volver.

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