Desde el hotel al aeropuerto tardamos unos 15 minutos, dejamos el coche de alquiler en el parking, pasamos los controles del aeropuerto y tomamos un café antes de embarcar.
Aterrizamos en Izmir a las 9:20 horas y enseguida estamos esperando a recoger el nuevo coche de alquiler que tenemos reservado.
Con los trámites hechos, ponemos rumbo a nuestro primer destino de esta tercera etapa de viaje, nos vamos hacia Pamukkale para visitar las terrazas de Travertino y las ruinas de Hierápolis.
Tenemos algo más de 200 kilómetros por delante, pero en estas carreteras se hacen demasiado despacio, hay mucho tráfico, muchas travesías ... vamos, que tardamos casi cuatro horas en llegar.
Paramos a comprar fruta y unos frutos secos en uno de los muchos puestos que vamos viendo en los márgenes de la carretera, porque nos tememos que hoy vamos a tener complicado el tema de comer y al menos podemos ir tirando de eso.
Cuando llegamos a Pamukkale dejamos el coche en un parking público y gratuito que hay en la ciudad, y nos vamos caminando hacia la entrada de la enorme montaña blanca que tenemos delante de nosotros, el coste de la entrada son (50TL).
Nuestra experiencia de ir caminando descalzos por la fría piedra y el contraste con el agua caliente que se desliza montaña abajo, es la mejor forma de hacer la visita.
En las terrazas está prohibido el baño, sólo se pueden meter los pies en las aguas termales y por supuesto hacemos más de una parada para darnos ese gustazo.
En la parte de arriba hay una piscina artificial donde se pueden bañar los turistas, pero al ser diciembre y amenazando lluvia, no encontramos a nadie en bañador.
Desde arriba las vistas son excelentes, es como estar en una nube de verdad ... es un paisaje único.
La zona de las Terrazas de Travertinos es muy grande, están repartidas por todo el escarpado acantilado.
No sabemos si es por ser época de invierno o por qué otra circunstancia, pero las terrazas no tienen mucho agua y eso nos deja un poco decepcionados.
Tan sólo vemos tres terrazas con abundante agua que están conectadas entre sí, entramos en una para fotografiarnos y además de un suelo muy resbaladizo el agua está congelado !!!
Después de la subida y de estar un buen rato disfrutando de las vistas, nos volvemos a calzar y comenzamos a caminar hasta las ruinas romanas de Hierápolis.
Hierápolis fue construida para ser ciudad balneario en la época greco romana sobre la montaña blanca de la que mana el agua termal.
A lo lejos parece que Hierápolis está en un estado ruinoso, pero al llegar nos encontramos con un espectacular Teatro.
El teatro tiene relieves dedicados a Apolo, Artemisa y Dionisos.
Comenzamos a bajar del teatro dirección al Templo de Apolo, construido sobre un templo griego anterior y del que apenas se conserva en pie una escalera de mármol y alguna columna.
En la calle principal de Hierápolis es donde estuvieron la mayoría de los edificios importantes de la ciudad.
La Puerta Bizantina está construida con los materiales del ágora griega.
La Puerta Romana de tres arcos, Puerta de Domiciano, precede a la Puerta Bizantina.
El paseo por la ciudad de Hierápolis lo terminamos aquí, no continuamos porque comienza a caer gotas y tememos que la amenaza de lluvia que hemos tenido todo el día se empiece a llevar a cabo.
Emprendemos el regreso hasta las terrazas donde aún quedan muchos turistas haciéndose fotografías, y comenzamos el descenso.
Según vamos llegando al final del recorrido las gotas comienzan a ser lluvia en toda regla y mientras nos secamos los pies y nos calzamos empieza a caer agua pero bien y eso hace que tengamos que ir corriendo hasta el coche para no terminar empapados.
El hotel lo tenemos a escasos metros del parking, hacemos el checking y después de ducharnos y cambiarnos la ropa mojada bajamos al comedor y cenamos.
El hotel tiene unas instalaciones modernas y muy bonitas y como sigue lloviendo mucho, nos quedamos tomando un té en unas hamacas hasta la hora de ir a dormir.
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