Preguntamos por el autobús que llega a la ciudad de Wulingyuan, donde tenemos el hotel para las próximas dos noches y enseguida nos dijeron donde estaba estacionado y después de sentarnos apenas esperamos unos minutos y emprendemos el viaje.
El minibús va haciendo paradas bajando y recogiendo gente, y en aproximadamente una hora llegamos a la estación de Wulingyuan, la última parada.
No nos cansaremos de decir que es muy importante tener el plano de la ciudad en el móvil, maps.me, porque será muy útil para llegar a los sitios, y así fue como nosotros llegamos a nuestro hotel donde ya nos tienen la habitación preparada y podemos dejar el equipaje.
El hotel es muy sencillo, sin ningún tipo de lujos pero muy práctico por la cercanía con una de las entradas al Parque Zhangjiajie.
En recepción pedimos un plano del parque y le dedicamos un buen rato en preparar la ruta que veríamos en el día.
Apenas cruzamos la carretera y seguimos una larga calle llena de restaurantes y puestos de regalos, llegamos a la gran plaza donde se alza la Pagoda y la entrada al Parque Zhangjiajie ( Wulingyuan entrance ).
El precio de la entrada es de 115 yuanes ( 225 en temporada alta), permite el acceso al parque durante cuatro días, y es nominativa. Son casi las 10:30 horas cuando pasamos el control de bolsos y usamos nuestra primera entrada al parque.
En la misma entrada encontramos los autobuses gratuitos que recorren todo el parque. La sinuosa carretera transcurre por la orilla del lago Sao Xi y bajamos en la parada del Hunan Wulingyuan Cableway. A decir verdad, estamos muy despistados, es un poco difícil orientarse en un espacio tan grande y con un plano tan elemental ...
Subimos por una pequeña cuesta y encontramos la taquilla para comprar el ticket del telecabina, que no está incluido en la entrada al parque (72 yuanes, sólo de subida porque la bajada hemos decidido hacerla andando)
En la subida encontramos un paisaje único, un paisaje precioso y de ensueño ...
Y al llegar arriba la sorpresa fue mayúscula, una gran cencellada adornaba cada una de las ramas de los árboles y aquel entorno mágico se convirtió en un gran recuerdo para siempre.
Después de un buen rato deleitándonos con aquel paisaje caminamos los pocos metros que hay hasta la parada de autobuses gratuitos que van por el parque y nos vamos hasta Tianzi Mountain (Montaña del Emperador ).
Comenzamos la visita por la estatua en bronce de Marshall Helong.
La niebla impedía ver bien aquel gran barranco lleno de picos rocosos, pero no parábamos de hacer fotos !!!
Llegamos a una gran Pagoda, Tianzi Pavillion, donde había un gran número de visitantes, pero desde aquí el sendero lo hicimos casi en solitario, todo un lujo!!!
Siguiendo las indicaciones nos dirigimos hacia la plataforma siguiente para contemplar The Warrior Taming Horses ( el guerrero domesticando caballos ). !! Hay que echarle imaginación !!
Seguimos impresionados con la espectacularidad del Imperial Writing Brush Peaks.
Este Bosque de Picos de Arenisca tienen su origen en la llamada Differential Weathering, fenómeno que con el paso del tiempo las diferencias de composición y estructura en la roca tienen como consecuencia formación de capas estructurales diferenciadas en la roca.
En Yunqing Rock vimos la explicación practica.
En realidad el recorrido va bordeando una meseta y los miradores ofrecen vistas desde diferentes perspectivas y todas son fascinantes.
Vimos una pareja de porteadores que utilizan este utensilio para llevar a gente, y no queremos ni imaginar lo costoso que tiene que ser subir y bajar tantas escaleras con ello a cuestas !!!
Por el camino se hacen amigos y chico mexicano que nos recomendó subir a un mirador, Heavenly Platform, una empinadísima colina y cientos de escaleras llegan al punto de observación más espectacular del Parque, vistas inmejorables, pero os aseguramos que a estas alturas de trayecto, nos ha costado mucho subir hasta ahí.
Contemplamos un mar de picos de arenisca, un mar de arboles y un mar de nubes.
Al llegar abajo estábamos muy cansados, pero vimos un indicador que decía que había monos sueltos, Monkey Garden, y no dudamos en ir a echar un vistazo por allí. Son graciosos, pero hay que tener cuidado porque aprovechan la ocasión para robar a los turistas cualquier objeto o comida.
A pocos metros de aquí llegamos a la estación de un trenecito turístico que ayuda a subir o bajar un tramo a los turistas más perezosos o cansados,
No preguntamos el precio, decidimos hacer el corto tramo caminando hasta el Ten-mile Natural Gallery y así ir relajando las piernas después de tanto bajar escaleras.
En menos de cinco minutos llegamos a la parada del bus gratuito que nos lleva hasta la salida del parque poniendo fin a este precioso día donde hemos disfrutado muchísimo.
Llegamos al hotel bastante cansados, nos duchamos y salimos a cenar por los alrededores ya que la oferta de restaurantes es muy abundante.
No tardamos en retirarnos a descansar, mañana nos espera otro día disfrutando de las montañas.
