Después de desayunar en la habitación del hotel, sacamos nuestro equipaje para guardarlo en una consigna situada en recepción hasta que pasemos a recogerlo esta tarde antes de ir a la estación de tren para poner rumbo a Datong en un tren nocturno.
El primer destino del día es el Templo del Cielo (metro Tiantan Dongmen, salida A) y estamos en la puerta Este del Templo.
Desde el año 1998 este templo es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Sacamos las entradas y enseguida nos adentramos en un enorme jardín donde los lugareños ya juegan a las cartas desde primera hora del día.
Nos dejamos llevar por las indicaciones de un gran cartel, y caminamos por un corredor, (parecido al del Palacio de Verano) y después de pasar una puerta que hay al final del corredor nos encontramos con el gran Templo de Oración para las Buenas Cosechas, también conocido como el Templo de los Sacrificios de Animales.
Este Templo es el principal de todo el recinto, construido en una gran explanada cuadrada y con estructura circular (la forma cuadrada simboliza la Tierra y la redonda simboliza el Cielo).
En el templo se sacrificaban terneros y su sangre se ofrecía al Dios del cielo.
A ambos lados del templo, encontramos museos, a la derecha uno con la historia del Templo y a la izquierda otro con exposiciones de objetos utilizados en las ceremonias.
Después de visitar cada rincón de esta explanada, cruzamos la Puerta de la Oración para las Buenas Cosechas (encontrarás una tienda de souvennirs) y seguimos el recorrido de la línea roja del mapa.
Bajando las primeras escaleras nos encontramos el Horno del Ritual del Cordero, utilizado en los rituales para honrar al Dios del cielo que enviaba la lluvia para las buenas cosechas.
Pasamos otra puerta y nos encontramos con una enorme explanada que nos conduce a la zona sur del Templo.
La Puerta a la que llegamos es la Puerta de la Conversión Leal.
Atravesando esta puerta nos encontramos con el Templo del Eco, más pequeño que el templo anterior pero con mucho encanto también. Al templo llegamos bordeando la Pared del Eco, y para pasar nos piden el ticket de la entrada.
Ponemos rumbo hacia El Altar Circular, que simbólicamente es el punto más cercano entre el cielo y la tierra, ya que en este lugar era donde el Emperador se comunicaba con el Dios del Cielo.
Llegado a este punto, la visita puede darse por concluida, pero nosotros retrocedemos todo el camino porque sólo en la puerta por la que entramos hay estación de metro.
Buscamos algún tramo arbolado para ir disfrutando de la naturaleza y volvemos a ver la etiqueta roja y verde que ponen a los árboles para diferenciarlos según la edad de éstos.
Antes de salir y en el mismo parque podemos visitar los Siete Meteoritos que representan los siete picos de la Montaña Taishan.
Ahora si que salimos del recinto poniendo rumbo al metro para dirigirnos a nuestro próximo destino, La Torre del Tambor y la Torre de la Campana, ubicadas sobre un histórico barrio de hutongs.
Durante la Dinastía Han, el amanecer se avisaba con el repicar de una campana, mientras que el anochecer se hacía al son de un tambor, y desde entonces, estos "relojes" fueron utilizados en todas las ciudades del país construyéndose las torres en todas ellas.
Ambas torres están en el mismo recinto, por lo que accedemos primero a comprar los tikets de ambas y la primera que visitamos es la Torre del Tambor.
Esta torre tiene una altura de casi 47 metros, y para acceder hay que subir una empinada escalera. Una vez arriba podemos contemplar los 25 tambores que se utilizaban para marcar las horas del día.
Después de que el último emperador abandonara la Ciudad Prohibida las horas dejaron de ser anunciadas desde la Torre del Tambor y de la Campana, pero hoy en día se puede contemplar un espectáculo de toque de tambor durante 15 minutos cuatro veces al día (nosotros llegamos justo cuando estaban tocando, pero mientras subíamos las empinadas escaleras terminó el espectáculo).
La Torre de la Campana, situada frente a la Torre del Tambor, tiene una altura de casi 48 metros y en su segunda planta, a la cual también se accede a través de una escalera, se encuentra una enorme campana de bronce. En la antigüedad se utilizaba pero actualmente permanece en silencio contemplando la ciudad desde ahí arriba.
Al salir de la Torre volvemos a observar que a los chinos les gusta mucho jugar a las cartas porque en cualquier sitio montan una partida para entretenerse.
Decidimos adentrarnos en el el Zhong Low Wan Hutong para ir finalizando la visita de la ciudad con la imagen de la vida cotidiana y luego ponemos rumbo hacia el metro para llegar al hotel a por nuestro equipaje y llegar con tiempo suficiente a la Estación Central.
Recomendamos ir con tiempo a la estación, ya que el sistema que tienen en China para la salida de los trenes es muy calculado, a cada tren le asignan una sala para que esperen los pasajeros y cuando se acerca la hora de salida, abren la puerta de esa sala para que la gente pueda acceder a la vía donde está estacionado el tren.
Nosotros no hemos tenido ningún problema, como ya os comentamos unos días atrás habíamos ido a la estación para que nos dieran los billetes que habíamos comprado por internet y así agilizar los trámites. En los paneles buscamos el número de nuestro tren y miramos que coincidiera con la hora de salida y no dudamos hacia dónde dirigirnos.
Antes de entrar al tren, el revisor te cambia el billete por una ficha, y aunque no sabemos por qué lo hace, la guardamos por si nos lo piden en algún momento.
El camarote que tenemos reservado es para cuatro personas, a Beatriz le toca una litera de arriba y a Alfonso la cama de abajo, y compartimos el camarote con una pareja china. En el momento en el que el tren se pone en movimiento (23:33 horas), las luces se apagan e intentamos acomodarnos para descansar.
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