DÍA 7: DATONG.

Después de una larga noche por culpa de los ronquidos incesantes de nuestra compañera de camarote, llegamos a Datong en un tren nocturno desde Pekín.
El revisor del tren toca a nuestra puerta para que nos despertemos cuando quedan unos 15 minutos para nuestra llegada y nos pide la ficha que nos dieron a la entrada del tren, devolviéndonos nuestro ticket de tren original.

La razón por la que hemos viajado hasta Datong es visitar el Monasterio Suspendido y las Grutas de Yungang.
Para realizar las dos visitas en un día es imprescindible coger una excursión organizada o alquilar un coche con conductor que te lleve a los dos lugares, ya que la distancia hasta el Monasterio Colgante es bastante considerable y el tráfico muy intenso.

Nos apeamos del tren y nos encontramos en una estación sin sala de espera, directamente sales a la calle y a estas horas es completamente de noche y hace un frío que pela !!!

Tenemos que decir que aun siendo temporada baja, no hace falta tener contratada de antemano la excursión, hay muchos taxistas disponibles y agentes clandestinos que ofrecen la excursión.

Nosotros nos dirigimos a un taxi y pactamos la excursión a los dos lugares en un precio de 550 yuanes.

Partimos de Datong con destino al Monasterio Suspendido de Xuankong, situado en la montaña sagradada de Hengshan,  cuando son las 5:50 horas y el termómetro del coche marca -6º C.

La carretera no es muy buena pero casi todo el trayecto lo hacemos durmiendo. Despertamos justo cuando pasábamos por un gran polígono y le decimos al conductor que si podemos parar a desayunar  y despejarnos, pero aunque dimos una buena vuelta por aquel lugar no encontramos nada abierto.

El Monasterio Suspendido o también llamado Templo Colgante  abre sus puertas a las 8:30 de la mañana y hemos llegado bastante antes por lo que sacamos unas galletas y unos batidos y desayunamos junto con nuestro conductor que accede gustosamente a la invitación.

Unos minutos antes de las 8:30 nos vamos caminando hacia la entrada para sacar los tikets ( 115 yuanes cada uno) y nos adentramos en solitario en el recinto.
Enseguida divisamos la silueta del pequeño Monasterio suspendido de una gran roca y hacia allá nos vamos casi congelados.



Entre la gran roca salen chorreras de agua que están completamente congeladas y no es para menos, hemos visto un termómetro en la entrada que marca -15ºC.


Bien abrigados y con muchas ganas accedemos al Monasterio budista completamente suspendido en el acantilado de piedra y vamos pasando por estrechos pasillos que comunican la distintas estancias.



Apenas nos hemos encontrado con media docena de turistas y parece todo un acierto haber venido tan pronto porque al ser tan estrecho, verlo con mucha gente debe ser agobiante.


Tardamos aproximadamente una hora en hacer la visita y prácticamente congelados regresamos al parking para ponernos en marcha dirección al siguiente destino, las Grutas de Yungang.

Las Grutas se encuentran a unos 20 km de Datong y a estas horas el tráfico de camiones es tan denso que la conducción es casi temeraria intentando adelantarlos. Pasamos por un gran polígono donde la actividad es incesante, en las cercanías hay una central eléctrica con humeantes chimeneas alimentada por carbon.

Casi dos horas más tarde llegamos a las Grutas y nos ponemos a caminar hasta llegar a la taquilla para sacar el tiket (100 yuanes cada uno)
Las Grutas de Yungang se construyeron en el siglo V bajo la dinastía de Wei del Norte.

En la visita pasaremos por un conjunto de grutas en cuyo interior se erigen Budas representando a los 5 emperadores de la dinastía Wei del Norte, que representan bien el arte rupestre budista del siglo V. Debido a su buen estado de conservación se han ganado entrar en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.


El recinto nos recibe con una gran avenida bien decorada con elefantes y columnas hasta llegar a un bonito Templo rodeado por un lago casi congelado por las bajas temperaturas.




Después de una breve visita al Templo preguntamos a un vigilante por dónde comenzar el recorrido y nos recomienda caminar por el lado izquierdo del lago para ir viendo los atractivos del recinto dejando la visita de las grutas para el final.




Llegamos a la única cafetería que hay en el lugar y no nos resistimos a entrar a tomar algo caliente para ver si entramos en calor y así seguir un poco más animados ... el edificio es muy grande y es que por la otra parte de la cafetería es como una gran sala de exposiciones o algo parecido.




Desde aquí a las cuevas apenas hay unos 50 metros y muy entusiasmados nos dirigimos a explorarlas todas sin perder detalle.




Cada gruta tiene en su interior un gran Buda principal, alguno está en estado de conservación bastante malo, pero también hemos visto algunos con colores y formas casi perfectos.




La gruta nº 9 está completamente decorada de arriba a abajo con relieves bien conservados y quizá sea la más bonita de todas las que hemos visitado.





Hay grutas donde está prohibido hacer fotografías, pero damos fe de que son dignas de ver y animamos a todos los viajeros a que no pasen por alto la visita.

Emprendemos el regreso hacia la salida y buscamos nuestro taxi para que nos lleve hasta la ciudad de Datong. Nos deja en el centro de la ciudad para comer, que por querer ver todo el recinto al final se nos ha hecho tarde y tenemos mucho hambre...

Nos apeamos del taxi junto al Muro de los Nueve Dragones y sin pagar entrada nos adentramos en el recinto para visitar esta gran obra con más de 500 años de antigüedad.



En menos de 10 minutos salimos en busca de un restaurante donde comer, descansar y calentarnos un poco ya que hoy es el día más frío que hemos tenido en el viaje y nos está pasando factura.



Mucho más repuestos volvemos a la calle para hacer una visita al centro de la ciudad que no nos deja indiferentes, la arquitectura tradicional es sorprendente.





Encontramos un KFC, es el único lugar donde poder tomar un café,  y esperamos a que se haga de noche para ver la ciudad iluminada.






Sin duda ha sido todo un acierto hacer esta visita nocturna porque la ciudad se transforma totalmente.

Llegando a la estación de tren entramos en un restaurante a cenar y hacemos tiempo hasta la hora en que sale nuestro próximo tren nocturno con destino a Pingyao.

Esperamos poder descansar mejor que la noche anterior ...

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