DÍA 13: FENGHUANG.

Desde muy temprano nos despierta el sonido de una flauta, y es que justo debajo del hotel hay un puestecito donde venden instrumentos artesanos y la dueña llama la atención de los viandantes para que compren.

El desayuno lo tenemos en un restaurante cercano, en recepción nos dan una tarjeta que mostramos en el restaurante y podemos desayunar sin problema todo tipo de comida china.

Sobre las 9:00 horas estamos preparados a visitar Fenghuang, sus gentes y costumbres seguro no nos dejarán indiferentes.

Lo primero que nos llama la atención es una anciana que anoche cuando volvíamos al hotel estaba en su puestecito callejero haciendo abalorios con la luz de un flexo para hoy desde primera hora de la mañana estar vendiendo su mercancía, imaginamos que es su única forma de vida.

Fenghuang es una ciudad de belleza poética, pasear por sus calles es hacer un viaje al interior de la antigua China. Se trata de una de las ciudades más bonitas del país, una ciudad antigua que ha sabido conservar su aspecto original a pesar del paso del tiempo y eso le ha llevado a ser Patrimonio de la Humanidad desde el año 2008.





Vamos hasta el Hong Bridge donde paseábamos anoche para tener la bonita perspectiva del río Tuo . El río Tuo divide la ciudad en dos y en él se ven reflejadas las casas levantadas sobre pilotes de madera (casas típicas construidas por la etnia Miao).



El río es la principal vía para recorrer la ciudad ya que el casco histórico está emplazado en sus dos orillas. La orilla este linda con la zona más moderna de la ciudad, mientras que la orilla oeste es dónde encontramos las callejuelas y la muralla.
La unión entre ambas orillas son sus bonitos y llamativos puentes, y a esto vamos a dedicar parte del día, a ir recorriendo el río por ambas orillas y disfrutar de las vistas en cada puente.



Las casas típicas que dan al río se han rehabilitado y transformado en hoteles y restaurantes para el disfrute de los turistas.




Ha sido un acierto caminar por este lado del río, apenas hay turistas. Las casas y los puentes reflejados en el  agua y sus colores verdosos nos encantan. Aquí la ciudad respira una calma total.




Decidimos cruzar a la otra orilla y regresar poco a poco hasta el Hong Bridge para ir a descubrir la otra parte de la ciudad donde las callejuelas se llenan de bullicio.





Ya situados en la otra parte de la ciudad nos vamos en busca de la Muralla  y nos volvemos a encontrar con el río Tuo, con mucha más animación que lo visto hasta ahora.

Aquí vemos varias pasarelas sobre el río que hacen las delicias de locales y turistas fotografiándose con trajes típicos, y no es para menos, el enclave es precioso ...




Las casitas están mucho más preparadas para el turismo y la diversión nocturna, sin duda esta parte norte de la ciudad es más turística.



El acceso a la muralla está todo en obras pero finalmente llegamos a una de las puertas y subimos para tener una perspectiva diferente de la ciudad, por una parte el río con turistas y por la otra, la vida cotidiana de los locales.






En el centro histórico encontramos museos y mansiones que se pueden visitar pagando por separado o sacando una entrada global, pero nosotros no lo compramos porque queríamos pasear sin rumbo visitando la ciudad a nuestro aire y sin plano.

Llegamos a la gran plaza del Phoenix situada junto a una puerta de la muralla donde la gente local se reúne para hacer bailes y gimnasia. Nos sentamos a observar y parece que el tiempo se detiene y la paz se apodera de nosotros ...





Con bastante hambre regresamos al bullicio de las callejuelas en busca de un restaurante o puesto callejero donde poder comer.




Después de mucho caminar decidimos volver a lo que creemos es el principal atractivo de Fenghuang, el río Tui.

Comienza a atardecer y el río se transforma en una pasarela donde la gente posa y busca la mejor foto y parece que hoy es un día ideal porque la puesta de sol está muy bonita.





Por supuesto que nosotros también nos hicimos cientos de fotos, pero no sólo para nuestra cámara, sino para la de un grupo de chinos que nos captaron en toda posición y movimiento, les debimos hacer gracia por ser occidentales !!!



Ya anochecido nos vamos hacia el hotel para descansar un poco antes de salir a cenar y dar el último paseo nocturno por esta bonita y pintoresca ciudad.
Y es que si fotogénica es por el día, en cuanto llega la noche, el río se convierte en un espejo de luces que no deja indiferente a nadie.







Sin duda hoy ha sido un precioso día para recordar siempre.

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