Hoy nos levantamos con un día espléndido, lucía el sol.
A las 9:00 horas montamos las maletas en el coche y nos pusimos en camino a cruzar todo el Triglavski Park hasta coronar los alpes julianos en lo alto del puerto Vrsic.La carretera empezó a serpentear y empinarse y en pocos kilómetros pasamos de un día de verano a la nieve y el frío. Los paisajes desde lo alto de estas montañas son de ensueño.
Desde aquí se puede ir viendo tramos de una vía espectacular que se construyó por los prisioneros de guerra rusos durante la Primera Guerra Mundial.
Nos tomamos un café bien caliente en el único bar que hay y emprendimos el descenso siguiendo la carretera.
Teníamos que ir parando cada poco tiempo porque todo era digno de fotografiar, era un paisaje fantástico que incitaba a todo tipo de deportes.
Cuando llegamos abajo de las montañas, había un lago precioso con mucha zona de recreo.
Enseguida llegamos a la ciudad de Kranjska Gora, ciudad dedicada a todo tipo de deportes de montaña, y donde se respiraba un ambiente que nos encantaba.
Nos hubiera gustado haber tenido tiempo para quedarnos algún día y haber hecho alguna ruta de montaña, pero tendrá que ser para otra vez, porque teníamos que seguir nuestro itinerario.
Nuestro próximo destino era Bled, y teníamos muchas ganas de llegar porque sabíamos que teníamos una ruta preciosa por hacer en esa misma mañana.
En cuanto llegamos al que iba a ser nuestro hotel durante las próximas dos noches, dejamos el equipaje, pedimos un plano de la ciudad y que nos señalaran como llegar a la Garganta de Vintgar.
Tenemos que decir que el hotel lo buscamos fuera de la ciudad porque en la época en la que fuimos en la ciudad tenían los precios muy altos.
Y hacia allí nos dirigimos, a la Garganta de Vintgar, un recorrido sobre tablas sorteando el río Radovna y que termina en la bonita cascada de Sum.
Recorrido fácil de hacer y que recomendamos cien por cien.
Aprovechamos unas mesitas de madera que hay a la salida para hacer como casi todos los que hicimos la ruta, parar a comer un bocadillo y recargar fuerzas.
Eran sobre las 16:00 horas cuando nos fuimos hacia Bled para poder tomar un café con un dulce típico de la zona.
Bled es uno de las ciudades balneario más importantes de Europa, y uno de los reclamos turísticos más imponentes del país gracias a su Lago Bled que es un espejo glacial de poco más de 1.4 kilómetros cuadrados que se ha convertido en una de las postales recurrentes de todo viajero.
En el centro del lago se encuentra la Isla Bled, y en ella hay una iglesia en honor a la Virgen de la Inmaculada Concepción.
Para llegar a la iglesia hay que subir 99 escalones y llegar hasta allí en una barca de remo que comunican las orillas del lago y la isla.
Otro monumento a destacar es el Castillo Bled, imponente fortaleza que hoy se usa como museo de arte contemporáneo.
Pasamos toda la tarde rodeando el precioso y relajante lago y cuando se hizo de noche nos fuimos a cenar y a descansar. Hoy ha sido un día precioso.
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