El día amanece totalmente despejado y estábamos deseando ir a la playa, por lo que pusimos rumbo a uno de los lugares que teníamos ganas de visitar, la localidad de Tossa de Mar.
Esta pequeña localidad cuenta con una de las imágenes más conocidas de las playas de la Costa Brava, su bonito castillo encima de un acantilado que muere en la playa.
Nos dimos un largo baño en la playa abarrotada de gente y cuando nos cansamos del agua nos pusimos a dar un paseo por la playa hasta que llegamos al castillo, luego nos adentramos en la ciudad callejeando y nos encanó cada rincón, cada terraza situada estratégicamente, y las vistas tan bonitas que hay desde todos los lugares que vas recorriendo por la muralla.
Los restaurantes cercanos a la playa estaban llenos de gente, por lo que nos fuimos dirección a donde teníamos aparcado el coche y encontramos un restaurante con un buen precio y una carta inmejorable.
Ya con el estómago bien lleno y antes de que nos diera pereza nos pusimos en marcha para llegar a Gerona de día y poder pasear por su casco antiguo y visitar la muralla.
A las 18:00 horas estábamos ya instalados en nuestro hotel para darnos una ducha y arreglarnos para salir a visitar la ciudad.
Alfonso ya la conocía por lo que me sirvió de guía para enseñarme los lugares más emblemáticos y bonitos de la ciudad.
La tarde se nos pasó volando, la verdad es que la temperatura nos acompañó en el precioso paseo que nos dimos por Gerona, y tengo que recomendar la ciudad a todo el que vaya a Cataluña porque no les defraudará.
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