Llegamos a las 7:00 horas de la mañana y no había nada abierto para desayunar, pero dando un rodeo a la estación para estirar las piernas antes de enfrentarnos a buscar el hotel, encontramos un supermercado 7eleven abierto y entramos a por un café de los que nos están acompañando durante todo el viaje.
Sabíamos que hasta las 12:00 no podíamos coger habitación en el hotel, por lo que decidimos ir andando hacia la ciudad en lugar de coger un tuk tuk.
En este hotel íbamos a estar las próximas 4 noches, por lo que lo cogimos céntrico para estar cerca de todo.
Íbamos siguiendo nuestro GPS y nos adentrábamos en una gran y bonita ciudad, había muchos templos, puertas de muralla, un canal que rodeaba toda la ciudad y nos estaba gustando todo.
En 30 minutos llegamos al hotel, nos abrieron un cuarto para dejar las mochilas y para que el cansancio no nos pasara factura, nos fuimos a ver cosas sin rumbo fijo .
Cuando eran las 12:00 en punto fuimos para el hotel a intentar ducharnos y dormir un poco en la cama para descansar del viaje y del calor que hacía.
Nos despertamos enseguida porque el hambre nos avisó, por lo que salimos a un mercado de puestos de comida que había detrás de nuestro hotel y allí sentados en una mesita de madera volvimos a deleitarnos con comida Tai y unas frutas muy raras pero riquísimas.
La tarde la dedicamos a visitar alguna de las agencias que había cerca del hotel para coger las excursiones de los dos próximos días: La visita a un campo de elefantes y el triángulo de oro con alguna de las tríbus de la zona.
Una vez cogidas las excursiones ya no teníamos que preocuparnos por más, por lo que seguimos visitando la ciudad y nos sentamos a cenar en una restaurante que por primera vez en el viaje era muy parecido a los europeos.
Hasta este momento no os hemos hablado de un olor característico del país, lo detectamos casi desde el primer momento que llegamos a Bangkok. Es una mezcla de huevo podrido con queso roquefort, pero no es nada de eso, es una fruta llamada Durian que se vende en todos los puestos callejeros.
Dicen que es muy nutritiva y está buena, pero como el olor es tan malo nosotros no lo probamos.
En la foto se puede ver esa preciada y apestosa fruta que está prohibida en hoteles, aeropuertos, estaciones y demás sitios públicos porque el olor no se va de ninguna manera.
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