Nos espera otro día prometedor, nos vamos hasta una de las ciudades con más historia de Alemania.
A las 9:00 estamos ya en el coche saliendo hacia la ciudad de Dresden, la capital de Sajonia, y ciudad que ha sufrido los daños de casi todas las grandes guerras europeas.
El camino lo hacemos con bastante tráfico pero en dos horas estamos buscando el que será nuestro hotel en las próximas dos noches.
El hotel no está céntrico, pero según las indicaciones que nos dan en recepción podemos llegar caminando al centro en unos 15 minutos.
Lo primero es buscar una cafetería para tomar algo y señalar en el plano lo que queremos visitar.
Como referencia al inicio de la visita, nos situamos en una plaza moderna con esta estatua en el centro.
Caminamos con dirección a la Plaza Schlossplatz, vamos viendo sin perder detalle los edificios, motivos florales que adornan las calles...
Enseguida nos damos cuenta que nos acercamos al centro histórico porque aparecen torres y los edificios lo confirman.
La plaza Schlossplatz lo considero el punto más importante de la ciudad, como punto de reunión para los locales o como gran mirador de los edificios que allí se pueden visitar.
Destacar la bonita Catedral de la Santísima Trinidad "Hofkirche".
Desde aquí nos vamos a visitar la Ópera Semperoper.
Regresamos a la Catedral y nos vamos a visitar Fürstenzug, el Desfile de los Príncipes, que es el nombre del mural donde se muestra un desfile de jinetes. El mural está formado por unos 24.000 azulejos de porcelana y representa a los monarcas de la Casa de Wettin.
Desde aquí visitamos la iglesia luterana Frauenkirche, de la época barroca.
Seguimos caminando hasta llegar a otra de las atracciones turísticas de la ciudad, la Terraza de Brühl, un bonito paseo mirador sobre el río Elba.
Ahora nos vamos a cruzamos el Puente de Augusto y llegamos a una zona verde donde la gente lee en el césped, monta en bicicleta o se toma una cerveza en alguno de los chiringuitos que hay.
Aprovechamos uno de esos locales para sentarnos a comer alguno de los platos famoso del país (salchichas y codillo) y bebernos una gran cerveza en jarra.
Las vistas desde este lugar son muy bonitas,
La sobremesa se alargó bastante, nos sentamos en el césped mirando hacia la otra orilla, nos sentimos relajados o mejor dicho perezosos.
Volvemos a pasar el Puente Augusto y nos encontramos la Schlossplatz repleta de gente, haciendo corro escuchando música callejera.
Pasamos la tarde por la zona y esperamos a que anocheciera para ver la iluminación de los edificios, pero para nuestra sorpresa, debía ser día festivo porque tiraron muchos fuegos artificiales.
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