HAMMAMET- TÚNEZ CAPITAL- CARTAGO- SIDI BOU SAID- HAMMAMET


Tenemos día libre para disfrutar de la playa o hacer excursiones por nuestra cuenta.
Tenemos claro lo que queremos para el día de hoy, vamos a alquilar un coche con conductor y que nos lleve a visitar el Museo Nacional del Bardo situado en la capital, luego iremos a las ruinas de Cartago y finalmente a la bonita ciudad de Sidi Bou Said.

Salimos a primera hora del hotel con la intención de negociar con un taxista el precio por el alquiler de un día completo.
La oferta es mucha, por lo que es fácil regatear y llegar a un acuerdo. Una vez hechos los trámites, montamos en el taxi y nos vamos hacia el primer destino, la capital Túnez, aquí queremos visitar el Museo del Bardo, la pinacoteca que alberga una de las mejores colecciones de mosaicos romanos del mundo.

Se encuentra en un barrio residencial a las afueras de la ciudad, y es uno de los museos más grandes del Mediterráneo.







Después de la visita regresamos al taxi para ir hasta la ciudad de Cartago, provista de un pasado prestigioso y situada junto al mar.

La historia de esta ciudad es fascinante, fue una de las ciudades más poderosas en su tiempo, poderosa enemiga de griegos y posteriormente también de Roma. Las Guerras Púnicas marcaron su historia.

Tanta historia reflejada en sus piedras, les ha valido el Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Las ruinas más importantes de ver en Cartago son:
       - Las villas romanas, con preciosas vistas del puerto
       - Quartier Magon, recinto donde se ven ruinas de casas romanas
       - El Templo de Tophet, de origen fenicio.







También nos desplazamos a visitar el Anfiteatro des Martys, del que apenas se conserva nada, y el Circo romano.


Para finalizar al visita nos vamos a las Termas de Adriano, antiguos baños públicos romanos.





Ya cansadas por el calor, regresamos al coche y le pedimos al conductor que nos lleve a un sitio para comer y que le invitamos a comer con nosotras.

Por la tarde nos vamos al precioso pueblo costero de Sidi Bou Said.

El pueblo es una atalaya desde donde se divisa una bahía  espectacular, además de una perfecta armonía del color blanco y azul entre las fachadas de sus casas.







Después de perdernos por sus callejuelas, emprendemos el regreso al parking donde nos espera el taxista y le decimos que nos lleve de regreso al hotel.

La jornada ha sido de lo más completa y recomendada para todo el que pase por aquí.

Nos duchamos y bajamos al comedor del hotel a cenar, luego tomamos un té y fumamos la pipa de agua, shisha ò cachimba hasta que se llegó la hora de descansar.

En recepción había un tablero donde se podía apuntar la gente a alguna de las muchas excursiones que se ofrecen.
Dejamos reservada una excursión a las Ruinas de Dougga para mañana.





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