Nos hemos levantado a las 7:30 horas para salir pronto y poder ir parando en alguna de las estaciones de de esquí que hay en la zona.
Hoy sobre todo queremos tener un bonito día de paisaje y en verdad lo tuvimos porque los cuatro nos quedamos encantados con la ruta que llevamos.Paramos en Panticosa para ver las instalaciones, de lejos vimos Formigal y enseguida pasamos a territorio francés.
Seguimos la carretera de montaña D-934 hasta llegar al Valle de Ossau en el corazón de Bearne, en los Pirineos franceses, lugar ideal para disfrutar de la naturaleza.
En la zona podemos visitar el lago de Bious-Artigues; el espacio museográfico del acantilado de buitres, en Aste-Béon; los lagos de Ayous; el pico de Mediodía de Ossau; la estación de esquí de Artouste, con el lago de Fabrèges y su pequeño tren turístico, el más alto de Europa.
Nosotros llevábamos reservada la última de las atracciones nombradas, nos habíamos decantado por pasar el día en la estación de esquí de Artouste y su lago.
Para llegar a la estación de esquí, tuvimos que subir en un teleférico y una vez arriba montar en un tren turístico que nos llevaba hasta la el lago Fabrèges.
Fue una actividad divertida sobre todo para mis padres que no se habían visto en otra parecida.
Comimos un bocadillo en las alturas y aprovechamos la cafetería que hay para ir al baño y tomar un café bien caliente antes de volver a coger el trenecito para regresar y luego bajar nuevamente con el teleférico.
Sobre las 15:00 horas estábamos en el coche para poner rumbo a Lourdes.
Seguimos por la misma carretera que traíamos esta mañana la D-934 hasta la localidad de Louvier-Jozon, ahí ya cogimos la carretera D-35.
A partir de aquí los paisajes eran mucho más bonitos, la carretera se empinaba y las vistas eran preciosas.
Sabíamos que estábamos subiendo puertos míticos de el Tour de Francia porque había señales de ello por todos lados.
Luego la carretera comenzó a bajar en picado con verdes praderas y enseguida llegamos a Loudes.
Fuimos directos al hotel pera asearnos un poco y poder ir a visitar el Santuario y llegar a tiempo de participar en el Santo Rosario que se celebra todos los días por la noche.
Alfonso y yo ya habíamos ido en otras ocasiones, pero mis padres estaban muy emocionados con la experiencia.
La devoción y la satisfacción de estar ante la Virgen con tanta gente rezando fue para ellos lo mejor del viaje.
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