KANCHANABURI- BANGKOK (BARRIO CHINO)



Hoy como todos los días que llevamos de viaje, el despertador ha tocado bastante pronto, hoy ha sido para intentar evitar un poco el calor y poder pasear bien sobre el Puente del río Kwai.
Dejamos preparadas las mochilas para cuando volviéramos al hotel poder marchar rápidamente a coger el bus que nos llevará nuevamente a Bangkok y sin más nos pusimos en marcha a ver lo atractivo de la ciudad.
Pasamos nuevamente por el Cementerio de la Segunda Guerra Mundial


Y seguimos andando bajo un calor sofocante hasta llegar al Puente sobre el río Kwai.
Lo que hoy se puede ver es una réplica del original que construyeron los japoneses en la Segunda G. M. con prisioneros y mano barata. Este unía Tailandia y Birmania y podían hacer llegar armamento para defenderse de los ingleses.
La verdad es que nos encantó poder pasar allí una hora y esperar a que pasara el tren.



Regresamos al hotel a por nuestro equipaje y nos fuimos a la estación de autobuses para ver los horarios que había para ir a Bangkok y como nos quedaba tiempo fuimos a comer antes de viajar.
Ha sido una mañana agotadora de andar y de luchar contra el calor húmedo, por lo que nada más entrar en el autobús nos hemos relajado con el aire acondicionado y nos hemos dormido.
Hoy hemos cogido un hotel en el barrio chino de Bangkok para estar cerca de la Hua Lamphong Station, o estación de tren que mañana tenemos que visitar muy temprano para marcharnos dirección norte del país.
Aquí tenemos que contar como anécdota que cuando fuimos a la estación a informarnos de los horarios de tren que había para primera hora de la mañana siguiente ir a Ayutthaya, dieron las 20:00 horas del reloj y se pusieron a repartir comida y bebida sin parar.
No sabíamos que pasaba hasta que nos dimos cuenta del duelo del Rey fallecido, había altares de flores en todas partes.
Parece ser que el Rey mandó que durante los  primeros días de su duelo se repartiera a la gente todo tipo de alimentos para que en gratitud rezaran por él.
Nosotros terminamos por coger también la cena para ese día, también agua, chocolate, pañuelos de papel… no sabéis lo que nos pudimos reír.


Desde esta noche hemos aprendido a degustar la verdadera comida Thai, riquísima y casi todos los días lo hemos comido o cenado en el resto del viaje.
Nos fuimos a visitar un poco la vida nocturna del barrio chino y nos encantó su movimiento constante, su lucerío, en fin, todo menos una rata que corría por la basura.


Nos fuimos pronto a descansar porque mañana sería un día duro de muchas visitas.

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