Esta ruta la hacemos en tres días donde iremos visitando agrestes cañones formados por grandes ríos, exuberante naturaleza, bonitos miradores, monasterios centenarios ...
Como en todas las vacaciones, el día comienza madrugando y haciendo los kilómetros que nos separa del destino, en este caso, nos dirigimos desde Avila hasta la Ribeira Sacra y los Cañones del Sil, un rinconcito situado entre las provincias de Lugo y Orense. Sobre las 12:00 horas y ya en territorio gallego, paramos a comer un bocado que llevamos preparado de casa, habíamos leído que la zona que vamos a visitar no tiene muchos restaurantes, los que hay están situados en los municipios más grandes, y en nuestro caso, no llegaremos a uno de esos pueblos hasta bien entrada la tarde para hacer el checking en el hotel.
El primer destino a visitar el Mirador dos Chancís situado en el Concello de Sober (provincia de Lugo), enclavado en la región vinícola denominada Ribeira Sacra en la ribera del Río Cabe.
El mirador está al final de una carretera donde han habilitado un aparcamiento para coches y sólo hay que caminar unos metros para llegar a la ladera desde donde se obtienen las bonitas vistas.
En la parte de abajo del mirador hay un embarcadero para catamaranes y barcos de recreo que dan una vuelta por la zona.
Seguimos camino hacia la Ermita da Barca, apenas nos separan 8 kilómetros, pero aquí las carreteras son estrechas, con curvas y paisajes preciosos, por lo que se tarda bastante en llegar a todas partes.
A mitad de camino nos encontramos con el Mirador da Pena do Conde, también en el Concello de Sober, muy bien adaptado al entorno y desde donde se puede ver la desembocadura del río Cabe en el río Sil.
Al otro lado del río se encuentra la estación de tren de Santo Estevo.
Finalmente llegamos a la Ermita da Barca, una pequeña construcción que no destaca por su arquitectura si no por el enclave donde se encuentra, en la confluencia de los ríos Cabe y Sil en una zona profunda de grandes cañones.
La intersección de los ríos comprende las provincias de Orense y Lugo, y los Concellos de Sober, Pantón y Nogueira de Ramuín.
El nombre de la ermita se debe a que en la época de esplendor del cercano Monasterio de Santo Estevo, había un importante paso en barca que unía las dos orillas.
En la actualidad hay un puente que une Patón con Nogueira de Ramuín y una pasarela peatonal sobre el río que une la Estación de ferrocarril de Santo Estevo con A Barca.
Aprovechamos a volar el drón y sacar unas preciosas imágenes de la zona y donde obtenemos la imagen del puente y la pasarela.
Ponemos rumbo hacia el Parador de Turismo situado en el precioso Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil. El camino es largo porque hay que ir buscando el puente que cruza del río, pero los paisajes nos encantan y hacemos varias paradas antes de llegar.
Hay un mirador desde donde se obtienen muy buenas vistas de la mole de hormigón que es la presa de Santo Estevo.
Pasada la presa cogemos un desvío desde donde la carretera comienza a subir hasta el Parador de Turismo.
El Monasterio nos deja boquiabiertos por su rico patrimonio, obligada visita y si se puede económicamente recomendamos pernoctar aquí para poder disfrutarlo más aún.
La historia cuenta que a este monasterio se retiraron nueve obispos para pasar sus últimos años y aquí guardaron sus restos. Como recuerdo el escudo del monasterio lleva las nueve mitras.
La fachada del Monasterio es de estilo barroco, con las imágenes de San Benito y San Vicente y encima de éstos dos escudos, a la izquierda el del Monasterio con las nueve mitras que antes os comentábamos y a la derecha, el escudo de la Congregación de Castilla. Rematando la obra se encuentra el escudo imperial de Carlos V.
Entramos para poder visitar el gran claustro de Portería o de los Caballeros, de frente encontramos una gran cristalera donde los turistas están sentados tomando algo o disfrutando de su tiempo de relax.
Desde este primer claustro se accede al de los Obispos, llamado así porque fue aquí donde estuvieron enterrados los nueve obispos hasta que trasladaron sus cuerpos a la iglesia.
El monasterio tiene otro claustro más, éste más pequeño conocido como el de la Cocina, pero nosotros sólo pudimos visitar el primero.
A mano derecha del Monasterio se encuentra la Iglesia con un interior sencillo y un bonito retablo. En la fachada se alza la imagen de San Esteban.
Desde el mismo monasterio sale una ruta para llegar caminando hasta el Mirador de Castro de Litoria y nos animamos a hacerlo para poder volar el drón y obtener unas vistas privilegiadas de la zona.
Regresamos al coche para hacer los 18 últimos kilómetros del día hasta la localidad de Parada de Sil, lugar donde pernoctaremos las tres noches que estaremos en la zona.
La carretera como ya os hemos dicho anteriormente es estrecha y con muchas curvas lo que nos sirve para ir viendo bien los paisajes.
Unos kilómetros antes de llegar al pueblo vemos indicado el Mirador de Cabezoás y hacemos una breve parada para contemplar las vistas.
Finalmente llegamos al hotel y sin demorarnos mucho, salimos a dar una vuelta por el pueblo para buscar donde cenar. Hay varios restaurantes en la plaza y alrededores por lo que no fue difícil elegir uno, así ponemos fin a este primer día de ruta.
Antes de dormir hacemos la reserva para dar una paseo en catamarán desde el embarcadero de Santo Estevo, y decidimos cogerlo para pasado mañana a las 13:00 horas porque es el horario que más nos conviene en el itinerario.
Nuestro segundo día de visita por la Ribeira Sacra y los Cañones del Sil lo dedicaremos a recorrer los alrededores de Parada de Sil donde estamos hospedados.
A primera hora nos dirigimos al Monasterio benedictino de Santa Cristina de Ribas de Sil, ubicado en mitad de un castañar en la vertiente sur del río Sil.
Este monasterio fue uno de los más importantes de la Ribeira Sacra en la Edad Media. Los monjes se dedicaban al cultivo de la vid y el castaño.
Su iglesia de estilo románico se conserva bien, la fachada está dividida en dos, en la parte superior destaca un bonito rosetón y en la inferior una gran puerta decorada.
En el muro norte se encuentra el campanario.
En su interior se conservan pinturas al fresco.
Entrando al recinto del monasterio por un bonito arco encontramos un pequeño claustro y desde aquí unas escaleras que suben a lo que serían las dependencias donde vivían los monjes, pero se conserva muy poco de su parte original.
Terminada la visita nos vamos hacia el Mirador Balcones de Madrid, situado en el mismo municipio de Parada de Sil. Su nombre se debe a que a mediados del siglo XX muchos habitantes de este municipio emigraron a Madrid para trabajar, muchos de ellos como barquilleros (haciendo y vendiendo barquillos de galleta, por esa misma razón en la plaza del pueblo hay una estatua homenajeando a estos barquilleros). Para llegar a Madrid, tenían que bajar ladera abajo hasta montar en una barca que les pasara a la otra orilla del río, subir de nuevo la ladera y seguir el camino hasta Monforte de Lemos a coger el tren con destino la capital de España.
En dueño del hotel nos ha contado esta mañana la historia, incluso nos ha comentado que como esta situación de emigración se daba antes de hacerse la presa de Santo Estevo, el río estaba con menos agua y al pasar las barcas los familiares que estaban en el punto donde se sitúa hoy el mirador, no llegaban ni a distinguir quién era su familiar, los veían como hormigas de pequeños.
Son casi las 11:00 horas y ponemos rumbo hacia otro de los atractivos de la zona, Las Pasarelas del Río Mao, y como viene siendo habitual vamos parando en muchos puntos de la carretera para fotografiar el paisaje que vamos viendo.
El coche le dejamos aparcado en la misma carretera, fuera del asfalto eso sí, siguiendo la larga fila de otros coches que también han parado para visitar el Cañón del Río Mao.
Esta ruta es sencilla, corta y amena ya que en todo momento se camina por una pasarela de madera con el sonido del río al lado aunque la vegetación no deja verlo en muchos tramos. El único inconveniente es que hay muchos escalones debido al desnivel de la zona y eso limita el paso a carros y sillas de ruedas.
Durante todo el recorrido hay información sobre la fauna y flora del lugar.
Recomendamos llevar agua, sobre todo en días de calor como el que tuvimos nosotros, ya que aunque la sombra se agradece, subir los escalones de madera llega a cansar a cualquiera y se suda mucho.
La ruta tiene un precioso mirador desde donde las vistas del cañón son inmejorables.
En poco más de una hora estábamos de vuelta en el coche, deseando ponernos un pantalón corto para aliviarnos del calor sofocante que llevábamos.
La siguiente visita es el Monasterio de San Paio, cercano a la localidad de Abeleda. Según nos vamos acercando al destino ya se divisa el Monasterio a lo lejos y nos damos cuenta del estado de abandono en el que se encuentra.
El Monasterio fue construido en el siglo XII y fue muy importante en la época hasta que con la Desamortización de Mendizábal en el siglo XIX quedó abandonado, aunque la iglesia siguió teniendo culto.
En la actualidad la iglesia también está en ruinas aunque la fachada todavía se conserva en pie.
No nos entretenemos demasiado y nos vamos dirección a Castro Caldelas, un municipio grande donde aprovechamos a comer antes de hacer la visita.
Castro Caldelas está ubicado en lo alto de una colina que domina la ribera del río Edo.
Comenzamos por la plaza del Prado y nos adentramos en el casco antiguo a través de sus calles empedradas y enseguida llegamos al símbolo más visible de la localidad, su gran fortaleza.
La muralla exterior nos la encontramos cerrada por lo que sólo podemos rodearla y quedarnos con las ganas de hacer una visita al interior.
El castillo fue construido en el sigo XIV y como no queremos irnos sin visitarlo, hacemos un vuelo con el drón y sacamos imágenes preciosas donde observamos lo bien conservado que está.
Caminando por las callejuelas llegamos al cementerio, que cuenta con una tapia bastante alta que impide poder llegar a la iglesia que se ve a lo lejos, por lo que volvemos a poner una imagen gravada a vista de pájaro para que podáis ver.
Regresando al coche también tenemos la oportunidad de visitar la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios.
Mirando la información que llevamos, nos vamos en busca del Mirador Peña de Matacás para ver el último tramo del río Sil antes de unirse al Miño.
En el camino nos encontramos un viejo molino y paramos para hacer una breve visita.
Se nos ha pasado deciros que en lo que llevamos de día nos hemos encontrado con muchos carteles indicativos de rutas de senderismo, información buena para los amantes de este deporte, y como no, desde este molino también llegan y salen rutas en todas direcciones.
Para llegar al Mirador dejamos el coche en un pequeño pueblo y nos acercamos caminando hasta allí disfrutando del paisaje.
Desde este precioso mirador, Peña de Matacás, se obtiene una buena vista del Embarcadero de Doade y por suerte podemos ver más de un catamarán navegando.
Desde el mirador sale una ruta de senderismo para llegar hasta las Peñas de Matacás y aunque nos hubiera gustado haberla hecho, estimamos que ya es demasiado tarde y pronto se meterá el sol, por lo que no tenemos imágenes del lugar.
El día ha sido muy completo y el cansancio pasa factura, emprendemos el regreso al hotel para asearnos un poco antes de salir a cenar, pero unos kilómetros antes de llegar a Parada de Sil, encontramos un desvío que indica Mirador y Ermita de Triguás y nos acercamos a verlo.
El lugar nos deja un poco indiferentes y es que después de haber visto tantos miradores en el día éste no nos dice demasiado, además el viento sopla mucho en la zona y a estas horas de la tarde ya hace frío por lo que apenas paramos unos 20 minutos.
El tercer día de viaje por la Ribeira Sacra y los Cañones del Sil comienza con mucha niebla que nos hace presagiar que al menos la mañana no será productiva hablando de turismo.
No obstante nos dirigimos hacia la cercana localidad de Vilouxe donde hay un mirador que en el hotel nos ha recomendado visitar.
Como la niebla sigue siendo espesa decidimos dar un paseo por las calles del pueblo y nos sorprendemos con muchos de sus rincones.
La niebla se va despejando y nos acercamos hasta el mirador siguiendo las señales indicativas y al llegar nos encontramos con una de las vistas más bonitas que hasta ahora habíamos tenido.
Son más de las 11:30 cuando nos vamos de Vilouxe, y como os dijimos el primer día de viaje, tenemos reservado un paseo en catamarán a las 13:00 horas pero nos exigen estar treinta minutos antes por lo que poco a poco nos vamos hacia allí.
Como vamos bien de tiempo hacemos breves paradas para ver los paisajes.
La empresa que lleva los catamaranes lo tiene muy bien organizado y cuando quedan unos 10 minutos para la salida nos van nombrando por orden de reserva y vamos entrando todos los pasajeros sentándonos donde va quedando libre.
En todo momento una guía va comentando la historia de la zona y los lugares por donde vamos pasando.
Según comenzamos la navegación tenemos a nuestro lado derecho la provincia de Orense (mucho más sombría y rocosa) y al lado izquierdo la provincia de Lugo (zona soleada donde se encuentran las viñas en la ladera).
Esta experiencia de navegar por el río nos sirve no sólo para ver los paisajes y relajarnos, sino también para imaginarnos lo costoso que debe ser cuidar las viñas y vendimiar (de ahí que se conozca como vendimia heroica), aunque la guía nos comenta que hoy en día se suele acceder a la viña desde una barca y trasladar así sin esfuerzo las uvas, pero antiguamente todo se hacía bajando la ladera y subiendo con mucho esfuerzo las uvas, motivos que hacen que el vino denominación de origen Ribeira Sacra sea caro.
También nos comenta que la desventaja de tener las cepas cerca del río es que los jabalís que habitan en abundancia en la zona de Orense, nadan y pasan a la otra orilla para comerse las uvas y dejan casi sin cosecha a muchos dueños.
El catamarán da la vuelta y poco a poco comenzamos el regreso al punto de partida, una hora y media relajante donde vamos pasando por rocas que poniendo imaginación hacen formas como por ejemplo, el rostro de una persona y la forma de una rana.
Un poco antes de regresar al embarcadero, tenemos una primera imagen de la presa, una gran obra de ingeniería que se levantó con muchas dificultades debido al desnivel del terreno.
Regresamos al coche y decidimos ir a comer a Monforte de Lemos (Provincia de Lugo) ya que no lo conocemos y podemos pasar la tarde visitándolo, pero antes queremos parar un poco más abajo del embarcadero a ver si tenemos una buena vista de la presa.
La carretera que tomamos es como casi todas las de la zona, estrecha, con muchas curvas pero con paisajes extraordinarios, como al pasar por Os Peares, un curioso pueblecito perteneciente a dos provincias cuatro ayuntamientos y donde se unen el Sil y el Miño,
Finalmente llegamos a Monforte de Lemos, capital de la Ribeira Sacra y lo primero que hacemos es buscar un restaurante para comer y aliviarnos del fuerte calor que tenemos.
La visita la comenzamos por el Puente Viejo sobre el río Cabe, situado en pleno corazón de la ciudad.
Caminando llegamos al Colegio de Nuestra Señora de la Antigua, monumental edificio herreriano al que denominan "el Escorial gallego".
Nos lo encontramos cerrado y con ganas de poderlo visitar pensamos que será la escusa perfecta para volver a esta tierra.
Y finalmente llegamos al Monasterio de San Vicente del Pino, convertido en la actualidad en Parador de Turismo. Situado en lo alto de una colina en el centro de la ciudad y flanqueado por los restos de un castillo del que sólo se conservan la torre del homenaje y las murallas.
Para terminar el día, queremos llegar antes de la puesta de sol a un mirador desde donde tenemos entendido se obtienen buenas vistas, se trata del Mirador de Cividade (en el Concello de Sober). El problema fue llegar, tuvimos que ir por un camino forestal parte del tramo final y con el polvo de los otros vehículos con los que nos encontrábamos tuvimos que ir a poco más de 20 km/h.
Al llegar encontramos un cartel indicando al mirador y otro que informa de la existencia de un castro situado en lo alto de una ladera.
Decidimos ir al mirador para ver la puesta de sol y disfrutar de las vistas volando el drón que se acercará hasta el embarcadero y la presa de Santo Estevo donde estuvimos esta mañana.
Un bonito final para este día tan intenso.
Como el camino de tierra nos hace ir despacio, no demoramos el regreso hacia Parada de Sil
Al pasar por la población de Castro Calderas, decidimos parar a cenar y ya sin prisa hacemos los kilómetros que nos restan hasta el hotel, donde caemos rendidos.
Nuestro último día de vacaciones por tierras gallegas lo dedicamos a conocer el Monasterio de San Pedro de Rocas. Por el camino pasamos por un gran campo eólico y el Mirador de Parada de Sil, que a primera hora de la mañana se encuentra envuelto en un mar de nubes.
Desde la carretera llegamos a divisar un Monasterio que nos llama la atención y como no tenemos prisa decidimos desviar la ruta y visitarlo.
Se trata de el Monasterio Cisterciense de Santa María en la localidad de Xunqueira de Espadañedo.
El Monasterio y la Iglesia son de un gran valor cultural, y por lo que vemos, la iglesia funciona como templo parroquial del pueblo y parte del monasterio acoge las oficinas del Ayuntamiento y donde sacan las entradas para la visita.
Seguimos el camino hasta llegar al objetivo del día, la visita al Monasterio de San Pedro de Rocas.
El monasterio es el conjunto monacal más antiguo de Galicia, construido en el año 573 d.C.
La historia cuenta que seis varones llegaron a este enclave en busca de retiro espiritual y se asentaron como comunidad. En el sigo IX resurge la vida en este lugar cuando el Rey Alfonso III el Magno envía a Gemodus a restaurar el monasterio.
Para su edificación se utilizó la base de tres capillas trogloditas excavadas en la roca, hoy sólo se conservan las paredes y el campanario, que es la parte más fotografiada del lugar.
La iglesia del convento tiene un gran valor por su antigüedad, tiene una capilla central y dos laterales. Según entramos a la izquierda encontramos el sepulcro de Gemodus y un mural pintado de la época romana, aunque los problemas de humedad lo han deteriorado.
Además en la iglesia encontramos varios sepulcros en el suelo, imaginamos que la gente de los alrededores vendrían a recibir cristiana sepultura aquí.
La Casa Prioral ocupa el lugar donde estaba ubicado el primitivo monasterio que fue destruido por un gran incendio. Actualmente acoge el Centro de Interpretación de la Ribeira Sacra.
Para finalizar la visita, nos acercamos hasta la Fuente de San Bieito, un manantial del que se cuenta que sus aguas son milagrosas.
Contentos por conocer este precioso rincón gallego donde la naturaleza, la gastronomía y la gente nos ha encantado, emprendemos el regreso a casa.
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