A las 9:00 horas ya estábamos preparados para ir a visitar de día las instalaciones de la Virgen y escuchar la misa en español.
Después de escuchar la misa pusimos rumbo hacia otra aventura de naturaleza con mayúsculas.
Nos esperaba el Valle du Gave de Cauterets.
30 km de carretera hasta llegar a Pont d' Espagne lleno de paisajes y cascadas que hacen ir despacio para no perder detalle.
Dejamos el coche en el parking habilitado en Pont d' espagne y nos dispusimos a entrar en un lugar precioso, lleno de naturaleza, con una cascada impresionante y un precioso lago como final del recorrido.
Sabíamos que la subida al lago (1729 m ) era muy dura y yo quise que mis padres montaran en un telesilla, pero les daba miedo y nos dijeron que nosotros subiéramos que ellos iban hasta donde pudieran y luego nos esperaban en la cascada al regreso.
El ascenso como esperábamos era duro, pero había un paisaje que hacía que fueras mirando a todos lados para no perder detalle.
Una vez arriba hay un indicador con flecha que pone Lac de Gaube, por lo que hacia allí que fuimos ya con más calma y llegamos a un lago precioso con color azul turquesa.
Nos hicimos muchas fotos y descansamos un buen rato y cuando decidimos empezar el descenso para volver con mis padres les vimos llegar a lo lejos, cuánto esfuerzo tuvieron que hacer para no perderse nada del recorrido, les adoro!!!
Cuando descansaron del grandísimo esfuerzo realizado emprendimos el descenso por otro sitio diferente al de la subida, pero hay que decir que era mucho más duro este camino que haber regresado por el que habíamos llevado antes.
Tuvimos que ir sorteando el río y bajando escalones de piedra para al final poder llegar al punto de partida, Pont d' espagne.
Estábamos encantados con los paisajes pero teníamos que ir a comer, así después nos quedaba tiempo para hacer otro de los puertos míticos del Tour de Francia, la subida al Tourmalet.
Subiendo el puerto nos apeamos varias veces del coche para hacer fotos y animar a ciclistas que lo subían.
Las vistas desde arriba son muy bonitas y se puede observar lo largo que es el puerto y la dureza de las rampas finales.
Enseguida emprendimos el regreso porque estábamos muy cansados y hacía frío, pusimos rumbo a nuestro apartamento que estaba en un pueblo dedicado exclusivamente al turismo de esquí y montaña.
Aquí pasaríamos dos noches, para poder terminar de ver mañana otro de los fuertes de este viaje a los Pirineos.
Alfonso y yo salimos a ver si había algo para cenar y descubrimos una pizzería, encargamos dos para llevar y unos refrescos y mientras dimos un paseo por el pueblo ya teníamos el encargo preparado.
Nos fuimos al apartamento y allí cenamos y nos acostamos enseguida.
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