MADRID- OSLO

 Nuestro vuelo de Ryanair sale del aeropuerto de Madrid a las 15:30 horas por lo que hoy no hay que madrugar.

Después de desayunar y ultimar la maleta nos vamos en un tren con destino Madrid para llegar con tiempo al aeropuerto.

Nuestra maleta es pequeña y pasa como equipaje de mano y llevamos impresas las tarjetas de embarque, por lo que nos vamos directamente al control sin pasar por el mostrador de la compañía.

Comimos en un burguer del aeropuerto y a la hora prevista el vuelo despega y nuestra aventura comienza a ser real.

El vuelo se nos hace muy ameno ya que había muchos niños correteando por el pasillo y además pudimos ver desde las ventanillas del avión una puesta de sol que jamás había tenido oportunidad de ver.

Cuando aterrizamos en Oslo ya era de noche y al salir del avión nos encontramos con la primera impresión, el suelo brillaba porque estábamos pisando sobre una fina capa de hielo.

Nos abrigamos todo lo que pudimos y nos fuimos a buscar el autobús que nos acercaría al centro de la ciudad.

Desde la estación teníamos que andar unos 15 minutos hasta llegar al hotel que habíamos reservado para estos días.

Hacía mucho frío y teníamos ganas de llegar, tuvimos que preguntar a unos señores que pasaban por la calle, y enseguida nos indicaron que estábamos cerca del hotel y así fue, llegamos enseguida y nada más coger las habitaciones nos dimos una  ducha bien caliente.

No quisimos salir a cenar, nos comimos unos frutos secos que llevábamos y nos acostamos.

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