Nos hemos levantado a las 8:00 horas para aprovechar el día y poder caminar por todos los rincones que tenemos de la ciudad.
Hoy también está despejado y hace bueno, vaya suerte que tenemos en esta escapada otoñal !!!!
Salimos del hotel rumbo a la Plaza de la Libertad, que es la plaza más importante de la ciudad, comunica el Oporto antiguo con el Oporto moderno.
La plaza se encuentra en el centro de la ciudad, a poca distancia de la Torre de los Clérigos y la Estación de Sao Bento.
En la plaza se encuentra la estatua del rey Pedro IV hecha en bronce donde se puede ver que el monarca muestra la Carta Constitucional del pueblo.
De aquí sale la Avenida de los Aliados, con edificios modernistas como el propio Ayuntamiento de la ciudad.
Seguimos caminando hasta llegar a la estación de trenes de Sao Bento.
Construida sobre los restos del antiguo convento de San Bento del Ave María, aún conserva un aire antiguo característico de toda la ciudad.
Su fachada exterior es señorial, pero la joya del edificio se encuentra en su interior ya que tiene mosaicos de azulejos donde se retrata la historia de Portugal.
Seguimos bajando por la calle R. de Mouzinho de Silveira hasta llegar al Palacio de la Bolsa
Seguimos caminando dirección zona del puerto donde la noche anterior habíamos cenado.
Las casas que vamos viendo a uno y otro lado son muy bonitas y el ambiente de las calle invita a pasear.
En esta parte de la ciudad es donde se encuentra la imagen más emblemática, el Puente Don Luis I, que es el más fotografiado de todos los que atraviesan el río Duero.
Construido por Gustavo Effel lo más característico es su gran arco de hierro.
El puente une la ciudad de Oporto con Vila Nova de Gaia, donde hay un mirador que encantará a todo visitante.
El puente cuenta con dos pisos, uno superior por donde circula el metro y y uno inferior para la circulación de vehículos. En ambos niveles hay un espacio habilitado para el paso de peatones.
Queríamos pasar al otro lado del río para visitar las famosas bodegas, y como en otro viaje lo habíamos hecho en barco, esta vez lo hicimos atravesando el puente andando.
Aprovechamos una terraza que servía comidas para sentarnos un rato a comer y descansar, que aunque era día uno de Noviembre hacía mucho calor.
Después de comer nos fuimos hacia el hotel a buscar el coche para ir hasta la desembocadura del río Duero, que está un poco apartada y no nos apetece ir caminando.
El resto de la tarde lo pasamos en la zona viendo y fotografiando el gran oleaje que había.
Cuando comenzó a oscurecer nos fuimos a tomar algo a un bar y luego al hotel a descansar.
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