SIRACUSA- AGRIGENTO

 Nos levantamos pronto para intentar ver la ciudad con la fresca, pero a las 8:00 de la mañana los termómetros superaban los 30º C, por lo que nos esperaba otro día sofocante.

Siracusa es una ciudad importante en Sicilia porque cuenta con un parque arqueológico con anfiteatro romano, teatro griego, la Oreja de Dionisio y la gruta Dei Cordari.


Lo primero que hicimos fue dirigirnos a visitar la cueva artificial de la Oreja de Dionisio, cavada en la colina de las temanitas.
Su nombre viene dado por la similitud con la oreja humana.
Al llegar al recinto vimos que estaba cerrado todavía, miramos un poco los alrededores y decidimos no esperar y seguir visitando la ciudad.
Habíamos leído que en la ciudad había un lugar de peregrinación mundial como el Santuario de Lourdes en Francia, y aunque la información decía que era un lugar bastante feo y con una estética fatal para la ciudad, no quisimos dejar de ir a verlo.
Se trata del Santuario Madonna della Lacrime, y efectivamente su estética es fea porque es de hormigón sin más.


Era pronto, pero hacía muchísimo calor y estábamos agotados, decidimos dirigirnos a las calles principales y volver a visitar la Piazza del Duomo, que la noche anterior nos pareció muy animada.
Volvimos a ver la Fuente de Diana, paseamos por las calles comerciales y llegamos la preciosa plaza.
Como anécdota deciros que tiene las fachadas tan blancas que apenas podíamos abrir los ojos con tanto sol como había.
Por lo demás, la Catedral de Siracusa y la iglesia de Santa Lucía alla Badía adornan la plaza además de las agradables terrazas veraniegas.





La noche anterior terminamos nuestro paseo en la Fuente Aretusa, que es un estanque con peces, patos y plantas. La fuente cuenta con una leyenda entre Nanfa Aretusa y el Dios del río Alfeo, estatua que adorna el lugar.


Nos dirigimos hacia ese lugar a ver si al llegar a zona de mar corría un poco de brisa, pero solo era una ilusión.
Seguimos el paseo marítimo para llegar al Castillo Meniace, fortaleza que defiende la península de Siracusa, pero fue aquí donde decidíamos que no podíamos más, teníamos que parar a comer y no salir del restaurante hasta que no bajara el sol porque estábamos a punto de marearnos.




Salimos de la ciudad por la Porta Marina y nos fuimos a buscar un sitio donde descansar frescos un par de horas.


Cuando habíamos descansado nos dirigimos a nuestro nuevo destino, la ciudad de Agrigento, pero como presentíamos que el resto del viaje tendríamos las mismas temperaturas, decidimos visitar todas las ciudades que nos quedaban por la noche y así al día siguiente sólo haríamos una breve visita sin más.

Llegamos sobre las 20:00 horas a Agrigento, lo primero fue buscar nuestro hotel que estaba en el centro y era complicado circular y casi imposible estacionar, pero nos pudimos entender con un policía y nos dijo donde poder dejar el coche sin que nos lo llevara la grúa.               

Nuestros planes para esta tarde- noche son salimos a cenar y visitar en lo posible la ciudad y así también poder ver iluminado el Valle de los Templos.
   







Como era fin de semana, había mucho ambiente en la calle y dejamos de hacer turismo para ir a tomar una copa a un bar  que había al lado de nuestro hotel.

                 

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