El despertador suena a las 7:00, hoy vamos a tener nuestro primer contacto con los templos del país y nos hace ilusión.
Enseguida salimos de la habitación para pedir el desayuno y ya nos toca esperar un rato porque los demás turistas han madrugado un poco más que nosotros.
El dueño del hotel nos comenta que van a gravar un spot publicitario de las instalaciones y que si podemos colaborar, sabemos que vamos a perder un poco de tiempo, pero nos prestamos voluntarios a la causa.
A las 9:00 horas ya estaba hecha la grabación y nosotros montados en nuestra moto dispuestos a salir a conocer el Prambanan.
El tráfico es muy intenso y desordenado, pero con la moto es mucho más fácil la conducción por el lado izquierdo, ya que te permite adelantar sin arrimarte a los bordillos, jajaja...
Tardamos algo más de 30 minutos en llegar y lo primero que observamos es que el parking está muy lleno, lo que indica que las instalaciones del templo están llenas de turistas.
Nos vamos directos a sacar las entradas y tenemos que decir que el precio es muy caro para el valor del resto de cosas que ofrece el país (22 euros al cambio/persona)
Prambanan es un conjunto de más de 200 templos hindúes dedicados a la Trímurti, expresión de Dios como el Creador (Brahma) el Preservador (Visnú) y el Destructor (Shivá).
Los templos fueron construidos en el siglo IX y declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1991.
Hoy en día, consta de tres templos principales, uno en el centro que es el más grande, dedicado a Shivá y dos a cada lado, uno dedicado a Brahma y otro a Visnú , el resto sufrieron muchos deterioros o se cayeron por completo debido a terremotos.
Pasamos un buen rato paseando por todas las instalaciones y haciéndonos fotos con los locales que nos piden por favor posar con ellos, les debemos hacer gracia!!!
Luego nos vamos a visitar el Candi Sewu, que se encuentra en el mismo recinto pero más alejado, aunque está muy bien indicado.
En el camino nos encontramos con otros Candi más pequeños y deteriorados, se trata del Candi Burbah y el Candi Lumbung.
Alfonso aprovecha un espacio alejado de los turistas para levantar vuelo al dron y sacar alguna panorámica.
A esta hora ya empezamos a sentir cansancio debido al calor, ya decididos a abandonar el recinto nos encontramos con un restaurante y decidimos sentarnos a comer, refrescarnos y descansar, todo un acierto.
Ya recuperados, recuperamos nuestra moto y nos dirigimos a visitar el Candi Cambisari, otro templo hindú situado a unos 4 km de Prambanan.
El templo se conserva en perfecto estado, ya que se encuentra 6 metros por debajo del nivel del suelo, y ha estado enterrado con cenizas valcánicas del Monte Merapi.
En los alrededores del templo aún se pueden ver rocas volcánicas.
El complejo cuenta con un templo principal acompañado de tres templos auxiliares.
Es hora de dirigirnos a nuestro siguiente destino, el Candi Kalasan, un templo que se ve desde fuera de la verja y que ya estaba cerrado, por lo que sacamos una foto y vuelta a la moto.
Después de todo el día de visita en visita, regresamos a Yogyakarta y decidimos ir a la calle Malioboro para concertar la visita de los siguientes días en una agencia.
Entramos en la oficina de Información de Turismo para consultar las posibilidades que ofrece el tour de los volcanes, para nosotros es imprescindible para seguir nuestros planes y llegar a la isla de Bali.
Nos explican que hay varias posibilidades de hacer el tour, pero nosotros intentamos decirle que queremos un tour completo para tres días; entonces nos enseña el que consiste en que te vengan a buscar al hotel de Yogyakarta a primera hora, día completo de carretera hasta llegar a dormir cerca del Bromo, al día siguiente ir a ver el amanecer al Bromo y subir al cráter, seguir la ruta por carretera hasta llegar cerca del Ijen y el tercer día es para la visita del Ijen y traslado hasta el ferry que nos llevará a Bali.
Eso es lo que queremos y el precio que nos dan es bueno por lo que no dudamos en hacer la reserva y quitarnos un peso de encima.
Ahora toca ir a cenar, entramos en el centro comercial que se encuentra muy cerca y allí pasamos el resto de la tarde-noche antes de ir al hotel.
A la llegada al hotel, vamos a recepción a pedir las llaves de nuestra habitación, y nos dicen que el dueño quiere invitarnos a cenar por haberle ayudado esta mañana con la publicidad del hotel.
No tenemos hambre, pero nos parece feo no aceptar la invitación, por lo que después de asearnos un poco salimos a cenar con ellos una parrillada de carne y verduras que han preparado.
Cenamos muy bien, sobremesa de charla y enseguida les decimos que estamos cansados y que vamos a retirarnos a descansar para madrugar y poder llegar pronto a visitar el Borobudur.
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