Como suele ser habitual en los viajes, el primero y el último de los días hay que madrugar y hoy no iba a ser una excepción. El despertador suena a las 4:30, hoy no tenemos desayuno en el hotel porque no son horas, por lo que hay que lavarse, cerrar maletas y salir dirección el aeropuerto.
En esta ocasión, tenemos el hotel muy cerca del aeropuerto y vamos caminando hasta allí. Tardamos unos 15 minutos en llegar.
Pasamos el control de equipaje y en breve estamos tomando un café para despejarnos antes de dirigirnos a la puerta de embarque.
El vuelo de Ryanair despega a las 7:10 horas y no tardamos en quedarnos dormidas hasta llegar a Madrid.
El regreso a casa lo hacemos recordando anécdotas y proponiendo nuevas escapadas.
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