DÍA 3: CASABLANCA- RABAT

 El día comienza bien temprano y con la energía a tope ya que nos espera una jornada bien completa.

Después de desayunar dejamos nuestro equipaje en recepción ya que hoy no dormiremos de nuevo en Casablanca, hoy después de las visitas que nos quedaron por hacer ayer, nos iremos a Rabat para seguir allí nuestro viaje.

Como ya estamos muy bien ubicadas en la ciudad, nos ponemos en camino hacia la Mezquita de Hasaan II para entrar y hacer una visita guiada.

Ayer pudimos disfrutar del exterior de esta maravilla donde en su explanada pueden caber hasta 80.000 personas, pero hoy vamos a descubrir su interior y seguro no nos deja indiferentes.


Volviendo a visitar la Mezquita de Hasaan II

El conjunto arquitectónico incluye una biblioteca pública, una escuela coránica y un museo, pero nosotras sólo podemos visitar el edificio central que comprende el espacio de oración, así como las salas subterráneas y los baños turcos.

Baños turcos de la Mezquita

La sala de oración es impresionante, puede albergar hasta 25.000 personas y es increíble que se haya podido construir con la voluntad de todos los habitantes ... la visita dura aproximadamente una hora y es totalmente recomendada.


Detalle de los techos de la mezquita


Recorriendo el interior de la Mezquita de Hasaan II


Mezquita de Hasaan II

Ventanas de la mezquita


 Mezquita de Hasaan II


Detalles de la mezquita

A la salida, nos dirigimos a tomar algo al Rick's Café y así podernos hacer una foto con la decoración de la película "Casablanca". Tenemos que decir que la recreación es muy buena, pero la consumición es bastante cara.

Interior del Rick's Café

Desde aquí nos vamos hasta el hotel pera recoger el equipaje y pedir un taxi para que nos lleve a la Estación de Tren. Una vez allí guardamos la fila para sacar el ticket y en poco más de 10 minutos nos podemos sentar en el tren que nos llevará hasta Rabat.

El trayecto en tren es cómodo y en poco más de una hora estamos en Rabat.


RABAT:

Es la capital de Marruecos, y aunque no es una de las ciudades más turísticas, nos esperan muchos lugares importantes por descubrir.

Para llegar al hotel desde la estación de trenes, lo mejor es salir y parar un taxi. Durante el trayecto, vamos viendo la muralla, el palacio real, diversas plazas ... y poco a poco nos entra el gusanillo de descubrir la ciudad.

En 5 minutos estamos paradas en una de las puertas que nos adentran a la Medina y callejeando llegamos a nuestro hotel.

Patio de nuestro hotel Riad

Solo nos quedamos en el hotel el tiempo imprescindible y volvemos a las calles de Rabat para dirigirnos a uno de los puntos más turísticos de la ciudad, y es que tenemos muy cerca la preciosa Kasbah de los Oudayas.


Subiendo a la Kasbah de los Oudayas


Vista de la Kasbah de los Oudayas

Esta fortaleza de piedra rojiza a orillas del mar tiene mucho encanto, tanto por fuera, como adentrándonos en sus calles decoradas.


Preciosa puerta de la Kasbah de los Oudayas


Rincones de  la Kasbah de los Oudayas


Rincones de  la Kasbah de los Oudayas

Calle de  la Kasbah de los Oudayas

Después de un buen rato dando vueltas por la Kasbah, nos dirigimos a una de las zonas más ambientadas de la ciudad, la zona de la playa, donde a estas horas de la tarde muchos jóvenes se agrupan para cantar, tocar y bailar y donde el ambiente es muy bueno.

Desde este paseo junto al mar se obtienen preciosas vistas de la Kasbah.


Vistas de la Kasbah

Nos dirigimos hacia un barco-restaurante para hacer una comida-merienda ya que hoy se nos ha pasado mucho la hora de comer.

En el barco nos dieron unas estupendas raciones de pescado frito, que junto con la puesta de sol que se comienza a divisar, hace de este momento, uno de los mejores del día ...

Disfrutando de una gran merienda en Rabat

Con el estómago llego regresamos a las calles abarrotadas de gente para dirigirnos a La Medina, donde pasaremos grandes momentos comprando en sus puestos y viendo el ir y venir de la gente.


De visita por La Medina


Calle de La Medina

Comenzamos a estar cansadas, pero no nos resistimos a seguir conociendo la vida nocturna de la ciudad, y esto es muy bueno porque nos ayudará mucho a orientarnos y mañana poder ir mucho más cómodas descubriendo cada rincón.

Durante el regreso al hotel, no parecía la misma ciudad por la que horas antes sus calles gozaban de vida, ahora todos los puestos recogidos, caminamos por La Ciudadela casi en solitario poniendo fin a este gran día.


Calles solitarias de La Medina


Mural pintado en La Medina




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