Hoy es el primer día de viaje que no hemos puesto el despertador y casi nos quedamos sin desayuno, el cansancio va haciendo mella ...
Pensábamos que seríamos los últimos en bajar a desayunar pero no, muchas más personas entraron en el comedor cuando ya estábamos nosotros terminando de degustar el buffet.
Subimos de nuevo a la habitación, recogemos nuestras pertenencias y salimos a la calle dispuestos a hacer un recorrido diurno por los lugares más importantes que visitamos anoche, luego, emprenderemos el camino hacia Ammán para hacer la visita a la ciudad.
Caminando llegamos hasta el Castillo de Aqaba cuya entrada es gratuita. El castillo fue construido inicialmente como fortaleza cruzada.
Visitando la Fortaleza de Aqaba
Durante siglos se ha utilizado como lugar de descanso para los peregrinos que se dirigían a La Meca.
Interior del Castillo de Aqaba
La fortaleza se encuentra junto al mástil de la bandera de Aqaba. Fue el mástil de bandera independiente más alto del mundo durante años, lleva la bandera de la revuelta árabe que conmemora la Batalla de Aqaba.
Seguimos la línea de la playa, vemos mucha gente local hablando, jugando o disfrutando del buen tiempo, pero no se ve a nadie en traje de baño.
El atractivo de Aqaba es coger un barquito que te lleva mar adentro y allí poder hacer snorkel y ver peces y corales, pero como ya dijimos el día que visitamos el Mar Muerto, en este viaje no hemos traído traje de baño, por lo que nos limitamos a dar un paseo por la orilla.
Aqaba
La gran Mezquita de Al Hussein Bi Ali, es otro imprescindible de la ciudad. Tiene una gran cúpula, es de color blanco, con altos minaretes y ventanas de cristal.
Mezquita de Al Hussein Bin Ali. Aqaba
Para finalizar la visita de Aqaba, nos acercamos hasta las ruinas de la histórica ciudad de Ayla, pero sólo pudimos ver un poco desde una valla, no vimos por dónde poder entrar.
Regresamos al coche y emprendemos el regreso a Ammán, tenemos un largo camino y queremos llegar a tiempo para hacer la visita a la Ciudadela.
El camino lo hicimos tranquilos, la carretera estaba muy despejada de tráfico y antes de llegar a la bulliciosa capital decidimos parar a comer algo de lo que llevábamos en el coche, porque no encontramos ningún restaurante que nos llame la atención, ò no sabemos identificarlos quizá...
Aprovechamos a estirar un poco las piernas y a ponernos de nuevo ropa de abrigo, porque el tiempo ha vuelto a cambiar nada más abandonar la zona de Aqaba.
Llegamos a Ammán y lo primero que hacemos es dirigirnos hacia la colina donde se asienta la Ciudadela. En la taquilla enseñamos la Jordan Pass que lleva incluida la entgrada.
En la Ciudadela encontramos antiguas ruinas romanas y unas vistas extraordinarias de la ciudad, además de la mejor perspectiva del Teatro Romano y el Odeum de Amman.
Vista del Teatro Romano desde la Ciudadela
Teatro Romano de Ammán
Del enclave arqueológico de la Ciudadela, destaca el Templo Romano de Hércules, además del Museo Arqueológico, la Iglesia Bizantina y el Palacio Omeya.
Llegando al Templo de Hércules
Templo de Hércules y mano gigante de Hércules
Visitando la Ciudadela de Ammán
Iglesia Bizantina
Interior de la Iglesia Bizantina
Saliendo de la iglesia nos encontramos con la Calle Columnada
Recorriendo la Calle Columnada
Despidiéndonos de la Ciudadela
Minutos antes de abandonar el recinto de la ciudadela, echamos la mirada hacia atrás y nos encontramos con una tímida puesta de sol como broche de oro.
Ciudadela de Ammán
Nos vamos hasta el hotel, que es el mismo que tuvimos las dos primeras noches de viaje y después de hacer el checking nos aseamos un poco y regresamos a las bulliciosas calles de Ammán para cenar.
Ammán es la ciudad particular y acogedora, emblemática, bulliciosa, pintoresca y fiel a sus orígenes que sorprende a cualquier visitante.
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