Nuestro tercer día de viaje por Irlanda comienza muy temprano, tenemos muchos kilómetros hasta llegar a nuestro primer destino del día, el monasterio de Clonmarcnoise.
El día está lluvioso y hay que adaptar la velocidad del coche a las circunstancias, por lo que nos lo tomamos con paciencia.
A mitad de camino y en medio de una lluvia intensa con encontramos con la Abadía de Boyle, en la localidad de Boyle, y aunque nos pensamos si parar o no, decidimos hacerlo y sacar unas fotografías.
Se trata del primer monasterio cisterciense fundado con éxito en la provincia de Connacht, y aunque en la actualidad su estado es ruinoso, sigue siendo un ejemplo de las primeras fundaciones cistercienses del país.
El monasterio se construyó según el plan cisterciense de la época, tenía una iglesia en el lado norte del claustro, una sala capitular, cocina, refectorio y almacenes así como un dormitorio.
Seguimos nuestro camino hasta el Monasterio de Clonmarcnoise y después de aparcar y ponernos los chubasqueros, nos acercamos a la taquilla para sacar las entradas y comenzar la visita (8,00 eur/persona).
Se trata de un conjunto Monástico Paleocristiano del siglo VI. La visita comienza con un museo que alberga varias Cruces Celtas originales y mejor conservadas de Irlanda.
La Cruz de las Escrituras es la primera visita, construida en el siglo X. Mide 4 metros de altura y está decorada con escenas bíblicas.
En la siguiente sala se encuentra la Cruz del Sur, data de principios del sigo IX y presenta escenas de la crucifixión de Jesucristo.
Finalmente se visita la Cruz del Norte, de la que sólo se conserva la base y el eje, un eje tallado en tres de sus cuatro lados.
En cuanto a las lápidas que se exhiben en el museo, son una selección de las encontradas en Clonmacnoise.
Después de la visita al museo salimos al exterior para ver las ruinas del monasterio de Clonmacnoise. Las cruces que se pueden visitar en este espacio son réplicas de las originales, pero con gran parecido a las auténticas.
En el recinto se pueden ver dos torres circulares celtas, son la de O' Rourke (la más antigua) y la Mc Carthy (adosada a una pequeña iglesia).
La puerta principal de la catedral es conocida como Puerta de los Susurros por su buen acústica. En su pórtico pueden verse a S. Francisco, S. Patricio y Santo Domingo.
La ubicación de Clonmacoise entre dos condados estuvo bajo influencia de muchos reyes, siendo enterrados aquí alguno de ellos como el último Rey Supremo de Irlanda Rory O' Connor.
La visita y su entorno es espectacular. Cuando paro la lluvia volvimos a recorrer Clonmacoise y lo disfrutamos mucho más.
Nuestro siguiente destino es la ciudad de Galway.
La visita la comenzamos por el Spanish Arch, una de las antiguas puertas medievales de entrada a la ciudad.
Se ubica junto al puerto y justo al lado del arco encontramos la oficina de información y turismo, nos acercamos a buscar información y un plano de la ciudad para no perdernos nada del centro histórico.
La visita nos lleva a calles peatonales llenas de comercios, restaurantes y gente paseando.
Sin dudar, esta es una ciudad viva, ideal para pasear, escuchar música callejera, tomar algo en alguno de los muchos pubs y restaurantes ...
Aprovechamos uno de los restaurantes para comer (comida tradicional) y luego seguir disfrutando de la ciudad.
Seguimos caminando por las calles más céntricas disfrutando del ambiente, de la música callejera, de los escaparates ... sin duda, es la mejor manera de visitar esta ciudad.
Llegamos al Castillo de Lynch, que fue hogar de la familia Lynch, uno de los clanes más importantes de la región.
La verdad es que no tiene aspecto de castillo como tal, pero de su fachada destacamos sus escudos y gárgolas
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