DÍA 4: LIMERICK- CASHEL- KILKENNY- DUBLIN

 

Nos levantamos bastante temprano para poder disfrutar de otro largo día por tierras irlandesas.

Nuestra primera visita es el Castillo del Rey Juan en Limerick, pero es tan temprano que lo encontramos cerrado, por lo que nos conformamos con verlo desde fuera. El castillo se ubica junto al río Shannon y la mejor vista del castillo la tenemos desde un puente que está justo al lado.




Antes de irnos de Limerick, nos acercamos hasta la cercana Catedral de St. Mary's, un templo medieval. Al igual que el castillo, también estaba cerrada.


Regresamos al coche para poner rumbo hacia nuestro siguiente destino, Rock of Cashel. Tenemos algo más de una hora de conducción aunque apenas nos separan 60 km.

Rock of Cashel fue construido entorno al siglo XII y fue asentamiento de los reyes de Munster (una de las grandes provincias de Irlanda).

El coche lo dejamos en un aparcamiento en la parte baja de la localidad y caminamos hasta llegar al recinto amurallado.


Nada más pasar las taquillas entramos a visitar un museo instalado en la sala de la Coral de los Vicarios, donde se puede admirar la auténtica Cruz de San Patricio.
Ya en el exterior podemos ver una réplica de ésta cruz a los pies de la Catedral.
El edificio ruinoso de la Catedral es uno de los más importantes del complejo aunque solo queda la estructura externa del edificio.



Adosada a la Catedral encontramos la Capilla del Rey Cormac. La capilla posee relieves importantes y destacamos un centauro lanzando flechas a un león.
En su interior hay pinturas que representan el bautismo de Cristo y los Reyes Magos.


Pasamos un buen rato visitando Rock of Cashel y nos vamos caminando hacia la otra atracción de la localidad, la Abadía de Hore, rodeada de verdes prados y con vistas estupendas de Rock of Cashel.


Esta abadía se construyó por monjes benedictinos en 1266, años más tarde fueron expulsados por el arzobispo McCarvill y la orden se entregó a los monjes cistercienses.


La abadía estuvo abandonada durante muchos años por lo que se estado actual es ruinoso, pero merece la pena acercarse y visitarlo.


De camino al coche buscamos donde comer y así seguir la ruta con el estómago lleno.

Ponemos rumbo hacia la ciudad de Kilkenny para visitar su precioso castillo.


El interior del Castillo de Kilkenny está lleno de estancias decoradas con todo lujo, pero hay que decir que en los años 60 se encontraba en estado ruinoso y gracias a una gran restauración hoy luce en todo su esplendor.

El todo el recinto del castillo encontramos a gente disfrutando sentados en el césped o paseando por los jardines. Nos relajamos un buen rato observando el ambiente.



Ponemos rumbo a la última etapa de este viaje por Irlanda, nos espera su capital, Dublín.

Llegamos a nuestro céntrico hotel y sólo nos entretenemos en dejar el equipaje y lavarnos un poco.
Salimos a la calle para disfrutar de la vida nocturna de la ciudad y no nos defraudó nada.
El barrio de Temple Bar es sin duda el más animado de Dublín, gente por todas partes disfrutando de los muchos pubs, divirtiéndose en la calle, música en todos los locales y restaurantes por todas partes ...





Después de un buen rato disfrutando del ambiente entramos en un restaurante a cenar. Disfrutamos del ambiente hasta terminar rendidos.












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